05 julio 2010

CUANDO SOPLE EL VIENTO


Quiero hallar el aliciente de un nuevo camino
y la rutina me lo impide; obstaculiza los intentos
de iniciarlo, haciendo surgir lo imprevisto
y ahí estoy, estático e inseguro como si fuera,
no lo primero ni lo último sino lo único que quiero hacer.

Y es que deseo mirarme en un rostro del que emane
al unísono, la sonrisa en los labios y en la mirada;
esa sonrisa que no empobrece a nadie
y si enriquece al que la recibe… y tú eres esa respuesta…

Eres el aroma que ,me gusta, la mirada que quiero ver,
y eres la que me hace sentir así…y yo no puedo fingir
que no te veo y tú… ¿es que no ves que eres tú?...
como el transcurrir silencioso de la armonía, el bienestar
de una agradable brisa, el remanso tranquilo de un arroyo,
la caricia de un rocío matinal o la noche plagada
de estrellas, con la luz de luna reflejando el sol.

Eres como lo diáfano,, lo sutil y verdadero,
como la realidad de cada día surgiendo
en cada amanecer y eres…lo irrepetible
de una maravilla; eres pues, la senda que tanto
sueño y tanto ansío andar…

Aunque quizá la respuesta llegue, cuando sople
el viento…

Marcelino Menéndez González

PRESENTIMIENTO


Vivo la sensación de un presentimiento
que me hace intuir que algo se mueve
dentro de mi; es el sentir el nacer una pizca
nueva, inocente, limpia, pero muy diferente
e intensa; diría que es la expresión más cálida
de un sentimiento.

Es percibir la tranquilidad y el sosiego,
del transcurrir apacible de las aguas de un arroyuelo,
sin apenas ruido para no despertar a los silencios,
y con un leve chasquido que te permite notar
y asociar reflexiones diversas, sensibilizando
tu consciencia.

Enlazando así mismo estados de ánimo positivos,
que alimenten actitudes responsables, serias
y plenas de sentido, capaces de brindar comprensión
y afecto.

Sin duda es algo especial y muy grato;
es el sentirse bien y a gusto consigo mismo

Marcelino Menéndez González

RINCONES SIN LUZ


Estoy y me siento receptivo a muchas cosas;
son sensaciones como la de saber que las estrellas
que no ves, siempre siguen ahí…

Y siguiendo el camino de la reflexión,
encontrar y contemplar el rostro del horizonte,
pudiendo disfrutar el oro crepuscular de un paisaje
de aguas mansas y en los mundos del sentimiento
matizarlo todo con la belleza de la plenitud y el universo
de la sensibilidad.

Sintiendo así, en lo profundo del encantamiento interior,
la lectura de lo sublime y lo tierno.

Aprender a alumbrar los rincones despojados de luz
cuando todo oscurece, con el resplandor de las luces
del amor y aceptar que muchas veces, por largo
y deliciosamente maravilloso que nos parezca el silencio,
siempre existirá la palabra que lo rompa

Marcelino Menéndez González

SAKURA


A veces, sólo a veces,
con los matices simples de lo espontáneo,
siento estremecerse el alma
en una dulce armonía de luz de colores diversos,
llenando de viva emoción
la orilla profunda del sentimiento,
y lo más pleno y sensible del espíritu…

Y como blancas flores del cerezo, caer de sus ramas
en plenitud, sin marchitarse…
celebrando la vida sabia de la naturaleza,
con el símbolo de la delicadeza…

Marcelino Menéndez González