25 mayo 2014

CIRCUNSPECCIÓN

 Me digo y me reprocho
 en mi pelea interna
 porque no se rompa
 entre cuerpo y espíritu la armonía,
 y saber hallar la esencia
 de compartirlo todo, buscando
 el solaz de la mente
 poniéndola en blanco
 (con lo difícil que resulta),
 y acompasar el ritmo de las cosas
 sin agobios y sin prisas,
 yendo en busca de la tranquilidad,
 y, con los pies en la tierra, no dejar
 de mirarme en el propio espejo.

 Eso sí, sin cesar de contemplar
 todo lo que nos rodea,
 con la voluntad adornada de inquietud
 y con la aventura interior propia,
 de imágenes y propósitos
 de aceptar siempre el reto de aprender,
 ver, tocar, oler, sentir, meditar y oír,
 como si nos salpicara
 la última gota, de la última ola,
 de un océano universal.

Marcelino Menéndez González

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