un sentimiento nuevo de intensidad tal,
que fuera capaz de alcanzar hacerme sentir,
el nacer de lo más intenso de la armonía
en todos y cada uno de sus ámbitos.
Y con esa posesión, compartirla en todo
lo que me rodea y me acompaña,
para intentar conseguir una especial sensación
de vivir, con la transparencia más grata y
sana,
de la amistad y el amor.
Serían como vibraciones de una energía vital
dentro de una vivencia existencial.
Marcelino Menéndez González