01 agosto 2011

INVADIDO DE TRISTEZA




Con un atardecer cargado de nostalgias
y viendo oscurecerse los alcores,
hurtando a la impaciencia los recuerdos
viví la sensación, de ser invadido por la tristeza
y sin apenas capacidad de reacción

Sentí una soledad y un vacío inmensos,
escuché cosas sin responder, oí cosas sin hablar,
y todo acabó fundiéndose en mi estado anímico,
con una plenitud emocional negativa.

Ahora me encuentro, en una situación confusa
con el firme afán de superar estas vivencias,
buscando la tranquilidad que serene mi inquietud,
y en esta oscuridad solo se puede esperar,
que los ojo se acostumbren a la ausencia de la luz
para poder llegar a ver todas las cosas y comprenderlas
en su más justa medida.

Marcelino Menéndez González

LA REALIDAD



En mi trasiego íntimo donde moran
pocas pero firmes convicciones,
siento un algo que me subyuga y me atrae
fuertemente, como un acicate a lograr
mis objetivos y propósitos; sabiendo eso sí,
que siempre hay tiempo para conseguir
el valor de ganar…el de ¡creer en uno mismo!.

Ha sido como estar en la penumbra
de una habitación en medio de un intenso silencio
y, de repente, oyeras el golpecito seco
de un clik de la luz que se enciende y sin esperarlo
surgió ese instante que puede cambiar
toda una vida; ese instante mágico que me dio
la respuesta que tanto buscaba y que ignoraba
que estaba dentro de mí.

Entonces, la realidad desplegó sus alas…

Marcelino Menéndez González

NUEVA ESPERANZA


Está quieta, apenas se mueve
y parece como si respirara de forma
imperceptible; consigue avanzar muy lento
y lo hace de forma sutil y tranquila,
como si quisiera disfrazar su actitud aunque,
va consiguiendo llenar los espacios vacíos
disimulando el ocuparlos, despacio, muy despacio.

Continúa en esa actitud de forma tenaz,
impertérrita y segura de si misma, como si fuera
reavivando de entre las cenizas, brasas
que aún conservan el más leve resquicio de fuego.

Trata y lo consigue, de enraizarse de sueños
que despiertan anhelos e ilusiones, en una danza
adornada de armonía y equilibrio, en busca
de la ansiada realidad y la verdadera esencia
y ¡por fin lo consigue! . Cobra vida logrando
renacer una vez más...con la fuerza incuestionable
de la fe y el respeto a sí mismo surgiendo en plenitud…

Marcelino Menéndez González