12 enero 2012

LA FUERZA DE VOLUNTAD


Para tener algo que nunca has tenido,
tienes que hacer algo, que nunca has hecho.

Hay espacios del tiempo donde aparecen
momentos adversos y, en ese tránsito,
hay que aprender a vivirlos porque no me cabe duda
de que, lo que surja de esas experiencias,
normará e influirá sobre nuestra futura conducta,
así como las diversas formas de ser, pensar y sentir.

Y deberemos de contar con la energía de nuestro ser,
expresada en la voluntad, usándola con fuerza
e intensidad para alcanzar, metas y propósitos
que puedan resultar como increíbles,
ante nuestro futuro caminar.

Y sin dejar de sentir que vive en nosotros,
darnos con ello una seguridad capaz de disipar
cualquier vestigio de duda o temor, que pudiera
impedirnos ver el espacio de luz del porvenir.

Marcelino Menéndez González

INSPIRACIÓN


En azul sutil florece,
el techo del don celeste que me inspira,
lo más puro y lo más oculto
como un sueño, sin ninguna realidad.

Y como el espíritu audaz de un vuelo,
prediciendo que lo sencillo debe arrancarse
de lo complicado y ser uno mismo;
como la propia vida, pero tratando de instaurar
su propio ser si es preciso, entre lo indeciso
y lo común, el poder hablar y el poder oír,
para hacer o decir, lo que aun no lo sé.

Marcelino Menéndez González

DESDE LA DISTANCIA


Vengo desde un otoño y una pena,
desde la memoria como un viejo afecto
que yace en los umbrales del recuerdo;
como si casi fuese algo, como si jamás
hubiese sido o como una reflexión
en orden sensorial, o un gerundio
eternamente, siendo…

Y por si acaso, dejando que las cosas fluyan
por sí mismas, como en la naturaleza…

Marcelino Menéndez González

CUANDO EL TIEMPO


Cuando el tiempo ha perdido su importancia
dibujando los hilos de la vida,
cuesta ser insensible viendo como la bruma
matinal se vuelve opaca y espesa, así cómo
la frialdad en la piedra permanece,
hasta que el sol penetra en ella y la calienta.

Cuando sientes que has perdido el espacio
donde ya no existe horizonte, llegas a pensar
que revivir la vida puede darnos la ocasión
de disfrutarla de nuevo, con las valiosas monedas
de los recuerdos, -ya que los seres queridos e idos
pertenecen a la añoranza-, y recobras un matiz
singular de melancolía, vistiendo la vida otra vez.

Es quizá cuando percibo la voz quebrada y turbia
de un susurro que me dice, que necesito una relajación
mental capaz de despertar mi reflexión y hallar
la tranquilidad, esa tranquilidad que encuentran
los ansares posándose en aguas lacustres, llenas
de quietud y armonía, surgiendo entonces,
como un sueño con polvo de estrellas el pensamiento
de que, si perdiste el amanecer de hoy, habrá otro mañana.

Marcelino Menéndez González