16 diciembre 2011

SIEMPRE QUIERO UN MAÑANA

Fue un instante en el que, buscando
la pregunta que deseaba, llegó la respuesta
que no esperaba.
Allí donde nadie sueña con llegar a ser
porque cada uno ya es, ante la penumbra
de algún poder no visto con el traje de la duda
sin poder diferenciar lo que uno quiere
a lo que uno puede.

Y ante esas sombras de la razón, hallar
ese espacio de luz donde surgen las situaciones
diversas, para saber cuál es el límite
que une y separa lo conocido de lo desconocido,
en el ámbito o la naturaleza de las cosas
pensadas u observadas y todo aquello
que las haga vivir.

¿Existe entonces la casualidad?...Lo que si sé
es que siempre quiero un mañana.

Marcelino Menéndez González

LO INTANGIBLE

Quisiera llegar a poseer toda la imaginación
y creatividad posibles, para visualizar la fantasía
de la admirable disposición de la inmensidada
de sistemas estelares como existen…

Decidir así mismo, que las ideas son independientes
de los conceptos y están hechas de base de impresiones;
y aprender que un concepto es el desarrollo limitado
y limitante, de una cadena de ideas, dentro de
una forma cognoscitiva.

También – por qué no-aspirar, oír, respirar y vibrar
viviendo y sintiendo, cualquier momento
de las emociones y los sentimientos y se capaz de,
por mucho que las distancias se agranden,, no perder nunca
el camino de vuelta, ni tampoco el diálogo más interno
y verdadero que existe, en el centro de la existencia
entre mi cuerpo, mi mente y mi corazón.

Marcelino Menéndez González

FIRME ESPERANZA

Mientras oía a una abeja afanosa
que recorría el cristal de mi ventana,
recapacitaba en que la memoria
es el medio para conservar el pasado
y a su vez el cuerpo del pensamiento,
y que éste no existe sino expresado.

En medio de esos recuerdos opacos
y descoloridos, no olvido aquella golondrina
que equivocó la tarde y yacía muerta
y desolada, llenándome de una agudizada
sensibilidad y tristeza.

Otros llenos de luz y color los asocié
a las rosas que, a pesar de cumplir sólo días,
en ese pequeño espacio de tiempo y vida,
son capaces de brindarnos la magia de su aroma,
su belleza y su esplendor.

Parece entonces, como si el óxido de las edades,
se despertara a la percepción de hechos singulares,
percibiendo lo significativo, como si con ello
quisiéramos asirnos a esa luz tardía que ya no nos
calienta pero, sin embargo, sí ilumina nuestro horizonte
con el impulso incluso de una firme esperanza.

Marcelino Menéndez González

26 noviembre 2011

EL SUEÑO














Me siento consciente y extraño;
permanezco quieto, sin movimiento,
mi mente despierta pero vacía de pensamientos;
respiro por la nariz y escucho ese zumbido
tan especial del silencio;
mis párpados cerrados me impiden ver y siento,
como transcurre el tiempo…

No cambio de posición y me mantengo mudo;
en ningún momento dudo que soy yo y
me dejo llevar sin oponer resistencia alguna,
sólo espero… sigo esperando y nada ocurre
hasta que poco a poco me invade
un relajamiento total que me conduce a un estado
de absoluta inconsciencia y del que ya no me entero
hasta que, despierto…

Marcelino Menéndez González

LA ESPERA























Vivo con la sensación de estar esperando algo;
siempre la siento e ignoro qué es.

Un eterno busco y no encuentro que, a ratos,
me invade de incertidumbre; las palabras
que me acompañarían para poder describirlo,
no se donde están y mi caminar sigue
acompañado de vacío…

Es la interrogación en las preguntas
y el silencio en las respuestas, es como
el zumbido de un insecto que no se ve
y todo se mantiene como algo misterioso
y mágico.

A veces descubro mi miedo y escribo
con el ánimo de resolver esa nebulosa interna,
que tanto me inquieta y sobrecoge, aunque sé
que cuando menos lo espere con callada quietud,
como algo subliminal, ¡llegará!...

Marcelino Menéndez González

TRÁNSITO VITAL



















Hay tramos del camino que cuesta trabajo
recorrerlos, pero yo siempre seguiré
en ese viaje que conduce a la verdad y,
donde haya capacidad para crecer y donde
no se pueda pintar el color del viento.

Y a pesar de llenarse el aire de un aroma
de nostalgias y espacios del tiempo
que no se puedan ocupar, -únicamente
de recuerdos-, continuar persiguiendo
el horizonte aunque surjan tormentas
que te puedan impedir dirigirte hacia el sol…

Quiero preservar el continuar este tránsito vital,
convencido cada vez más, de lo importante
de cada paso ante el futuro siempre incierto
y que me aguarda expectante, pendiente eso sí,
e vivir todos aquellos pequeños detalles
que hacen resaltar grandes momentos y que
la caricia del tiempo les otorgue su consecuencia
y su verdadero significado. 

Marcelino Menéndez González

30 octubre 2011

UNA MIRADA


















Hoy he recuperado la sensación
de vivir un momento de emoción intenso;
fue como resultado de una mirada
espontánea y profunda, de la cual tuve que huir
sabiendo que, si no lo hacía, cabía el presentimiento
de perderme en ella.

Hay ojos tan expresivos, que encierran el misterio
de trasmitir palabras que, sin sonido alguno,
son capaces de acercarte a la emoción y al
sentimiento que vibra en el interior de cada ser,
dando matices de todo tipo, como ternura, tristeza,
alegría, dolor, enfado, así como otras formas diversas
de mirar, que encierran lo complejo de su esencia.

Pienso que algo fantástico es, cuando dos personas
son capaces de dialogar con sus miradas, de saber
lo que dicen, de interpretar lo que sienten, entregando
su verdad y su sentir de forma plena, sólo con verse
con la complicidad del silencio, abrazados
a un entendimiento casi total.

Es por todo ello, que no quise el reencuentro ante
el temor y la nostalgia, con aquella otra mirada perdida
en el tiempo…

Marcelino Menéndez González

LA FRAGILIDAD VITAL

















Deberíamos ser conscientes de lo que representa,
ese despertar que cada mañana
nos une a la vida y valorarlo.

Apreciando la dependencia con que lo hace,
lo frágil de ese hilo que, si de repente se rompe,
nos hace llegar a sitios increíbles desposeyéndonos
de nuestras capacidades, que pueden incluso
determinar el final.

Son hechos y circunstancias inesperados
y que no siendo capaces de prever,
cuando suelen llegar ocasionan situaciones
inimaginables en quien las sufre sin remedio.

Es solo un instante fugaz en el que se rompe todo;
una fracción de segundo lo que tarda
en producirse la oscuridad total y aún siendo
de vital importancia, cómo huimos ante la idea
de poder sufrirlo aunque esté ahí,
y siempre seguirá ahí, aunque lo evadamos,
lo pensemos y lo ignoremos o no,

Marcelino Menéndez González



ENCUENTRO
















Todo está dentro del cuerpo
y la piel que habito; el cerebro que poseo
y el alma que permanece en mí,
para ser yo mismo.

Aunque sigo buscando el paraíso
de la contemplación y esos cortos momentos
y esos detalles, que el tiempo magnifica
como la pequeña lágrima que encierra
todo un gran sentimiento.

Andar en el sendero de la calma
y de la constante reflexión, para que de ello
surja el espacio vital que me procure,
el entendimiento ante los diferentes modos
de pensar, ser y estar.

Aprendiendo a conocer la razón
que requiere el intelecto para ser capaz
de discernir sobre lo propio y adecuado
en el momento preciso, abrazando la esencia
de las cosas y lo infinito del espíritu.

Marcelino Menéndez González

12 septiembre 2011

LLEGARÁ

Quiero vivir sensaciones que me indiquen
formas distintas, actitudes diversas
y momentos diferentes, amalgamándolo todo
con presencias que brotan como luces y sombras
que parecen hablar conmigo, para decirme
propósitos y anhelos.

Y como si la mente se trasladara a un estado
superior y profundo, crear momentos de inspiración
y de un intenso entendimiento, capaces de imbuirlos
de sensibilidad y de emoción hasta su máxima expresión.

Y usando como telón de fondo el pasado, lanzarte
al presente con la fuerza de todos tus deseos anhelando
el futuro, para crearlo pleno de posibilidades y llegar
a hacerlas una realidad.

Contando eso sí, con el privilegio de volver a nacer
cada día, al despertar…

Marcelino Menéndez González

PLACER INTERNO

Los ruidos fueron disipándose
invadidos por los silencios;
mi cuerpo me depara bienestar y mi mente
se mantiene expectante, presintiendo
nuevos pensamientos, transcurriendo los instantes
llenando los espacios del tiempo y sintiendo
la vida dentro de mi…

Y aunque se desliza del fondo de la inquietud
la incertidumbre dejo que exista, sin perder el riesgo
de lo emocional cuando la energía fluye
y crea belleza de la simplicidad, en ese viaje continuo
del silencio y que no puede resumirse, sólo disfrutar
lo intenso de esa incomparable sensación,
utilizando entonces mi propia experiencia
para obtener nuevos aprendizajes, y sentir
la diáfana satisfacción de poder lograrlo
expresando mi pensamiento y con ello encontrar,
lo que no esperaba de mi mismo.

Marcelino Menéndez González

LA VERDADERA ESENCIA.


Me encantaría poder descubrir

la razón de las cosas, de sus porqué,
y de su sentido.

Encontrar su verdadera esencia y su significado
uniendo los eslabones de ese misterio profundo,
que lo encierra todo; se de antemano que no soy capaz
de darle el debido matiz que lo describa,
ni los aspectos que lo forman aún sumando
todas las percepciones y reflexiones más intensas
posibles…

Y me encontraría sin saber qué hacer, qué decir,
que pensar y, lo intangible estaría ahí,
en la respuesta de un silencio absoluto,
permaneciendo en lo inaccesible a la razón y a la lógica,
por lo difícil de explicar en su cualidad
de oculto y enigmático.

Marcelino Menéndez González

01 agosto 2011

INVADIDO DE TRISTEZA




Con un atardecer cargado de nostalgias
y viendo oscurecerse los alcores,
hurtando a la impaciencia los recuerdos
viví la sensación, de ser invadido por la tristeza
y sin apenas capacidad de reacción

Sentí una soledad y un vacío inmensos,
escuché cosas sin responder, oí cosas sin hablar,
y todo acabó fundiéndose en mi estado anímico,
con una plenitud emocional negativa.

Ahora me encuentro, en una situación confusa
con el firme afán de superar estas vivencias,
buscando la tranquilidad que serene mi inquietud,
y en esta oscuridad solo se puede esperar,
que los ojo se acostumbren a la ausencia de la luz
para poder llegar a ver todas las cosas y comprenderlas
en su más justa medida.

Marcelino Menéndez González

LA REALIDAD



En mi trasiego íntimo donde moran
pocas pero firmes convicciones,
siento un algo que me subyuga y me atrae
fuertemente, como un acicate a lograr
mis objetivos y propósitos; sabiendo eso sí,
que siempre hay tiempo para conseguir
el valor de ganar…el de ¡creer en uno mismo!.

Ha sido como estar en la penumbra
de una habitación en medio de un intenso silencio
y, de repente, oyeras el golpecito seco
de un clik de la luz que se enciende y sin esperarlo
surgió ese instante que puede cambiar
toda una vida; ese instante mágico que me dio
la respuesta que tanto buscaba y que ignoraba
que estaba dentro de mí.

Entonces, la realidad desplegó sus alas…

Marcelino Menéndez González

NUEVA ESPERANZA


Está quieta, apenas se mueve
y parece como si respirara de forma
imperceptible; consigue avanzar muy lento
y lo hace de forma sutil y tranquila,
como si quisiera disfrazar su actitud aunque,
va consiguiendo llenar los espacios vacíos
disimulando el ocuparlos, despacio, muy despacio.

Continúa en esa actitud de forma tenaz,
impertérrita y segura de si misma, como si fuera
reavivando de entre las cenizas, brasas
que aún conservan el más leve resquicio de fuego.

Trata y lo consigue, de enraizarse de sueños
que despiertan anhelos e ilusiones, en una danza
adornada de armonía y equilibrio, en busca
de la ansiada realidad y la verdadera esencia
y ¡por fin lo consigue! . Cobra vida logrando
renacer una vez más...con la fuerza incuestionable
de la fe y el respeto a sí mismo surgiendo en plenitud…

Marcelino Menéndez González

10 junio 2011

ANSIEDAD INESPERADA


Me hiende la espesura del tiempo
en ese viaje por los muchos caminos que surgen,
en busca y en espera de encontrar lo mejor
pero, sin dejar de ser uno mismo.

Y desenmarañando los hilos de los acontecimientos,
llegué a percibir esa fragilidad de la esperanza
cuando muere antes de nacer; aprendí que el eco
no es capaz de devolverlo todo y que cada vez
que llueve, escampa; aspiré el aroma de los pinos
a resina y encontré mis propios ojos en el espejo,
mirándome tan fijamente, que me generó
una inquietud y un desasosiego,
con el que me asomé al temor y al miedo.

Y parecía entonces, como si tuviera que ocultar
lo que me hace sufrir, mientras no deje de sentir
que se haya marchado la tristeza.

Vivo la sensación de estar incursionando sin pensarlo
y sin quererlo, en un espacio que me es ajeno y donde
no veo caras, ni ojos y sólo siento vibraciones
y percibo propósitos, donde surgen vivencias pasadas
capaces de tratar de hacerme sentir diferente.

Quiero disiparlo todo, pero no funciona;
mi boca enmudece, mis manos no hablan y nada
en esta ansiedad inesperada, es capaz de detener el tiempo.

Marcelino Menéndez González

LA FE PERDIDA

Cuando uno se pierde, la única salida es
uno mismo.

Fueron tribulaciones que surgieron de repente
y que me envolvieron sin darme cuenta;
llegaron, y sin más, me hicieron sentir distinto;
fue apareciendo una cierta pena, que me llevó
poco a poco por un camino de preocupaciones
y una especial tristeza…

Aún a mi pesar,-quería huir de ahí sin lograrlo-
cada vez iba hundiéndome más y más
en una singular desesperación en la que quería
razonar y , lo hacía, pero no encontraba
ni respuesta ni solución, ni sentido y, es que
no las veía…

Sencillamente, por que todo estaba escondido
dentro de mí…
Había perdido la fe.

Marcelino Menéndez González

EN EL FILO DE LA NAVAJA



Parece como si todo existiera
con mensajes ocultos y sus contrastes;
cosas con idioma propio en la textura de la vida,
aromas, sonidos, colores, armonía, equilibrio,
y es, con el incesante reclamo de mi propia conciencia,
que me pregunto…
Si el alma no nace ni muere, si el alma es permanente,
¿quién es uno?.

Si una cosa me envejece más, es estar en donde
no hay ni principio ni fin, sin capacidad, sin energía,
sin actividad propia y por ello busco,
el centro de la existencia, el más interno y real.
aquel en el que permanece el llanto de la niebla,
la humedad de los bosques en las horas tempranas,
y los retoños brotan y se suman a la rama vital.

Y a pesar de prisas, miedo, dudas, tensión,
como mallas cautelosas de la noche
circundado de acechanzas, permanezco
rebasado de ansiedad, preguntándome
¿qué parte de “no debes” no he entendido?…


Marcelino Menéndez González

ENAMORAMIENTO


¿Quién puede explicar lo que se siente
cuando nace un amor a primera vista?;
¿qué es lo que ocurre en un momento así?,
¿cómo definir esas sensaciones?...

La emoción, los gestos, las miradas
y lo intangible del instante en que surge
una innata atracción, encerrada en la magia
de un invisible misterio…

Y todo se proyecta en una forma breve
que fluye espontánea e imprevista, acelerando
el ritmo de los latidos y adquiriendo un matiz
diferente, ya que se torna en algo distinto ocupando
su propio espacio y tiempo.

Los sentidos se exacerban, todo cambia y adquiere
formas y colores variados, brota con fuerza
la sensibilidad y llega la alegría y el bienestar,
en una palabra…¡llega la felicidad! y es
que, el amor está aquí sin llamar, sin hablar,
en silencio…

Marcelino Menéndez González

EQUILIBRIO


Cuando los pensamientos se depositan
entre las grietas de los años y habitan
en la memoria caminando en el trayecto
de la vida, ocupan algunas veces
la maraña del lamento y sin embargo otras,
surgen como emociones positivas
que generan una energía mental,
como rayos de diáfana luz fecundando la vida.

Mente y pensamientos, pensamientos y mente
se entrelazan de matices positivos y negativos
de esa energía, que hacemos corresponder
lo mismo en desalientos que optimismo,
como algo imprevisto que se desliza y fluye
y que puede crecer y agigantarse, igual
que disminuir y desaparecer, con el ansia
y el deseo que generes en tu interior.

Hasta que te percatas de la necesidad
de darte una tregua para aclarar la incertidumbre,
como si el camino a andar, saliera de pronto
a tu encuentro, y te señalara la senda a seguir
recorriendo los pasos del equilibrio.

Marcelino Menéndez González

IMAGINO


Me emocionan los detalles, los instantes
y no soy capaz de impedir que así sea;
y cuando llega el momento crucial de las cosas,
no soy capaz de disimular nada y me sensibilizo
por las más pequeñas y, sufro, y siento pesar…

Quizá entonces no oigo los pensamientos y
llego a sentir que no soy yo, que es otro
pero que vive en mí y que no disimula, ni finge,
que es quien es sintiendo lo que siente,
así de sencillo, así de fácil, como si fuera
agua, luz, aire, o el color verde del equilibrio…
y tan natural, como las ideas, los conceptos
o la propia imaginación.

Sin embargo no deja de existir una voz que me dice,
por favor, no me hagas sentir así,
por favor, no lo hagas…y sé que es la voz del dolor.

Marcelino Menéndez González

INVISIBLE INQUIETUD


Cuántas veces me he paseado por las soledades
enterrando sueños, en noches interminables
de horas suspendidas cavilando
sobre lo incierto; viviendo esos instantes
intangibles del sentir, pendiendo de los hilos
de los sentimientos y con el vibrar
de la energía emocional…

Otras, con las alas de los sueños que vuelan
conmigo, invado el infinito armónico de los pensamientos,
y vivo entonces la contemplación, buscando
si la razón es la morfología de la conciencia,
y si en una profunda reflexión se puede hallar,
la paz inverencial y la propia voluntad sosteniendo
la armonía espiritual.

Marcelino Menéndez González

LA ETERNA ESPERA

Siento un frío interno y el dolor en mi carne,
por no tenerte cerca…

Ya no vivo con el calor tierno de tu mirada
que me deja un inmenso vacío de soledad
y tristeza, con la añoranza de la caricia
tierna de tus manos.

¿Dónde estás que no te veo? y ¿por qué
se mantiene esa distancia en el tiempo?;
los días pasan y pasan haciendo crecer
mi desconsuelo y mi desesperación
se vuelve cada vez más un infierno;
dame una señal, dame un algo que me diga
que sigues ahí y que puedo verte de nuevo.

Ya no soporto el silencio que vive dentro,
porque nada tiene sentido, nada y todo
encanto se ha perdido y sin saber qué hacer,
para terminar con este sufrimiento…

Y es…¡que estás aquí, conmigo! Y…no es verdad.
porque te siento y ¡no lo estás!...

Marcelino Menéndez González

LO INTANGIBLE


Se crea en la mente
lo intangible y me impulsa
para que se haga realidad
y, se desprenda y surja
de mi intimidad.

Que no se interrumpa,
que fluya como cauce de infinito
y si tuviera alas de aurora,
realizar ese vuelo hacia
el rumbo de cualquier distancia
y viajar hasta alcanzar,
el más profundo perfil de lo real.

Marcelino Menéndez González

QUÉ EXPLICACIÓN


Si todo forma parte de todo,
los espacios vacíos,
los espacios ocupados,
presencias, ausencias,
recuerdos, olvidos,
sentimientos logrados,
sentimientos perdidos,
entre vida y muerte,
principio y final,
de todo esto ¿qué queda?...

¿El alma inmortal?, ¿la otra vida?
y si no crees en los dogmas de fe
¿en qué espacios?, ¿en qué vacíos desocupados?,
¿existiendo en el infinito, donde no hay vida?,
¿dónde ubicamos el futuro?,
o ¿aceptando el verdadero fin?..
o ¿rechazando el fin de la verdad?,
¿dónde? ¿ cuando? y…¿cómo?
¿qué explicación?...

Marcelino Menéndez González

VIAJAR EN EL SILENCIO



En la vacuidad de la duermevela.
los silencios me proyectaron a invadir
sitios y momentos increíbles;
a ratos con extrema velocidad y otros
de forma lenta y parsimoniosa aunque,
todos ellos de enorme intensidad…

Fue como realizar un viaje donde ignorabas
si ibas o venías, y si tú eras el que se movía
o las cosas venían hacia ti; lo hacías eso sí,
viendo paisajes, personas, si bien en tiempos
y lugares distintos pero como secuencias
ordenadas que permitían captarlas y disfrutarlas,
aunque todo de forma muy breve.

Se reproducían instantes del pasado, así como
algunos recientes pero todos, con la sensación
muy clara de poder verlos y vivirlos, como
una segunda vez, como si la propia conciencia
los creara, dándote una nueva oportunidad
para poder analizarlos de nuevo.

De esa forma, mostrarte cómo poder hallar
una interpretación más adecuada de los contenidos,
ya que no es la taza la que añade calidad y sabor
al café, -ya que solo reviste lo que bebemos-,
sino que, lo importante es el propio café,
y más aún la propia vida.

Marcelino Menéndez González

01 marzo 2011

VEHEMENCIA

Cuando se estremece nuestro interior
de fuertes emociones,
y nos hace vibrar hasta la extenuación
convirtiéndolas en energía vital,
es cuando más cerca se puede sentir
el surgir del verdadero centro de la existencia,
-el más íntimo y profundo- del que emanan
los sentimientos más claros, limpios e intensos,
capaces de enriquecer la razón,
de la vida misma…

Marcelino Menéndez González

MEDITANDO

En el diálogo entre el cuerpo y mente
buscando el verdadero centro de la existencia
y, como último espacio inerte
desprendido del tiempo, dentro de esa singular
intimidad, habría que hallar la armonía
y la ductibilidad en un movimiento
de equilibrio interior, que sea capaz de depararnos
un estado de bienestar único y placentero.

Como cuando los ríos fluyen, los pájaros pían,
las estrellas se mueven y todo sin prisa,
sin alboroto, sin preocupación, en una total
estabilidad emocional, relajando tu ser,
tu cuerpo, tus actos y pensamientos…meditando.

Y existe ese momento en el cual se une la existencia,
ya que vamos a estar aquí del principio al final,
en donde el interior pervive, aunque cambie lo externo,
y no tener que lamentarnos, buscando la salida
de donde no se ha entrado, no teniendo que decirnos…
¡ todo habría cambiado si aquella vez!…

Marcelino Menéndez González

MAR DE DUDAS

Donde más aprendo-con certeza-
es, en las horas más duras;
me digo entonces, depende de ti mismo
está entre tus manos
y es que tiene que haber
muchos algo, antes de llegar a nada
y sintiendo que aún queda tiempo.

Porque si quieres ver cosas que nunca
has visto, haz cosas que nunca has hecho;
y es que se subleva mi ser, vacilando en la duda
y en donde mi ego cree que lo sabe y yo,
en el importante diálogo interior me repito,
toma un momento de este silencio interno,
como el espejo que escucha energía
y la refleja, para no permanecer inerte,
pero siempre, como mar que recupera
la lluvia, sin alterar su propio nivel.

Marcelino Menéndez González

MÚSICA INTERIOR

Fue un oír, fue un sentir
y en un instante, surgió
todo el esplendor de lo mágico y lo bello.

Fue vivir la armonía más dulce y exquisita
que nació hinchiendo de razón la vida misma,
y todo se llenó de sentimiento desde la orilla
más íntima del ensueño y la ilusión,
rozando con sus bordes la esencia toda
de la felicidad…

Y como algo único e increíble, profundo
e intenso, me invadió el alma dulcemente,
colmándola de plenitud de amor y de luz…

Marcelino Menéndez González

INVISIBLE INQUIETUD

Cuántas veces me he paseado por las soledades
enterrando sueños, en noches interminables
de horas suspendidas cavilando
sobre lo incierto; viviendo esos instantes
intangibles del sentir, pendiendo de los hilos
de los sentimientos y con el vibrar
de la energía emocional…

Otras, con las alas de los sueños que vuelan
conmigo, invado el infinito armónico de los pensamientos,
y vivo entonces la contemplación, buscando
si la razón es la morfología de la conciencia,
y si en una profunda reflexión se puede hallar,
la paz inverencial y la propia voluntad sosteniendo
la armonía espiritual.

Marcelino Menéndez González

INSPIRACIÓN

Cuando transito por la inspiración,
viajo por muchos caminos;
y en ese andar observo y reflexiono
buscando lo mejor, pero siempre
siendo yo mismo.

Reparo sin embargo, en cosas insignificantes,
en detalles sin importancia, pero todo
se vuelve una razón para pensar, como cuando
ves caer la semilla en el surco invernal, mientras
se derrite la escarcha mojando la yerba.

Si bien una cosa bella que podemos evidenciar,
es el misterio – es la fuente de la ciencia al descubrirlo-,
y que aparece ante nuestros ojos intangible,
o con el invisible poder de la sabiduría del silencio.

Y también sientes que hay tristezas que jamás
hallan su día, abrazándose al desaliento,
haciendo tambalear el equilibrio de la voluntad,
aunque al final surgen momentos agradables
y gratos, que te hacen penetrar en una
sensación positiva, con la cual desplazas
cualquier asomo de tensión que de forma imprevista,
fuera capaz de aparecer, tratando de alterar
tus sentidos y su capacidad de ser.

Marcelino Menéndez González

EXAMEN

Quisiera descansar el pensamiento
con el silencio interno y reconciliar la conciencia,
aunque es el presente el único momento que se posee
y hay que saber buscar y encontrar su plenitud.

Soy consciente de que hay que hallar el vehículo
que te lleve al viaje de tu evolución,
motivando tu verdad interior -que se volverá
invulnerable-, ya que, lo que más desees estará ahí
y será con el conocimiento de uno mismo.

Y para establecer vivir en equilibrio,
reconocer que la energía es parte de la inteligencia,
y hay que descubrir que reside en uno, y siendo
tu propio juez, saber el valor de ti mismo.

Si bien, bajo un pensamiento exacto y pleno,
ser paciente y no luchar contigo mismo,
aprendiendo a guiarte por la intuición
y no permitiendo que los juicios de otros te afecten.

Marcelino Menéndez González

EQUILIBRIO

Cuando los pensamientos se depositan
entre las grietas de los años y habitan
en la memoria caminando en el trayecto
de la vida, ocupan algunas veces
la maraña del lamento y sin embargo otras,
surgen como emociones positivas
que generan una energía mental,
como ramos de diáfana luz fecundando la vida.

Mente y pensamientos, pensamientos y mente
se entrelazan de matices positivos y negativos
de esa energía, que hacemos corresponder
lo mismo en desalientos que optimismo,
como algo imprevisto que se desliza y fluye
y que puede crecer y agigantarse, igual
que disminuir y desaparecer, con el ansia
y el deseo que generes en tu interior.

Hasta que te percatas de la necesidad
de darte una tregua para aclarar la incertidumbre,
como si el camino a andar, saliera de pronto
a tu encuentro, y te señalara la senda a seguir
recorriendo los pasos del equilibrio.

Marcelino Menéndez González

EN EL FILO DE LA NAVAJA

Parece como si todo existiera
con mensajes ocultos y sus contrastes;
cosas con idioma propio en la textura de la vida,
aromas, sonidos, colores, armonía, equilibrio,
y es, con el incesante reclamo de mi propia conciencia,
que me pregunto…
Si el alma no nace ni muere, si el alma es permanente,
¿quién es uno?.

Si una cosa me envejece más, es estar en donde
no hay ni principio ni fin, sin capacidad, sin energía,
sin actividad propia y por ello busco,
el centro de la existencia, el más interno y real.
aquel en el que permanece el llanto de la niebla,
la humedad de los bosques en las horas tempranas,
y los retoños brotan y se suman a la rama vital.

Y a pesar de prisas, miedo, dudas, tensión,
como mallas cautelosas de la noche
circundado de acechanzas, permanezco
rebasado de ansiedad, preguntándome
¿qué parte de “no debes” no he entendido?…

Marcelino Menéndez González

CUANDO ESCRIBO

La lámpara. el vaso, la música, la hoja en blanco,
y la nada: es… llegar a esta mesa…

Surge entonces la mansa y tranquila vocación
y busco el encuentro con ese inicio vacilante
con el papel, hallando el vértice de mi mano y lo negro
para llegar a escribir las primeras palabras, que poseo
y viven en ese mar interior de silencios
en el que moran confundidas.

Las acaricio de sensibilidad, emoción y sentimiento
y trato de asomarlas a la luz, llenándolas
de significado, sentido y armonía.

Y quiero habitar en mis palabras con lo verdadero
de mi ansiedad y el aspirar de su fragancia,
y es que me place, como si fuera el mas grato diálogo
entre mi mente y yo, disolviendo mi ego.

Cuando dejo de escribir siento que algo
se me escapa aún, como un resto de esa luz
de lo que quisiera fuera un inacabable espacio de tiempo
y que a mi pesar, se acaba y quiebra de forma inexorable
como una fugacidad feliz e incomparable.

Marcelino Menéndez González

CUANDO EL TIEMPO

Cuando el tiempo ha perdido su importancia
dibujando los hilos de la vida,
cuesta ser insensible viendo como la bruma
matinal se vuelve opaca y espesa, así cómo
la frialdad en la piedra permanece,
hasta que el sol penetra en ella y la calienta.

Cuando sientes que has perdido el espacio
donde ya no existe horizonte, llegas a pensar
que revivir la vida puede darnos la ocasión
de disfrutarla de nuevo, con las valiosas monedas
de los recuerdos, -ya que los seres queridos e idos
pertenecen a la añoranza-, y recobras un matiz
singular de melancolía, vistiendo la vida otra vez.

Es quizá cuando percibo la voz quebrada y opaca
de un susurro que me dice, que necesito una relajación
mental capaz de despertar mi reflexión y hallar
la tranquilidad, esa tranquilidad que encuentran
los ansares posándose en aguas lacustres, llenas
de quietud y armonía, surgiendo entonces,
como un sueño con polvo de estrellas el pensamiento
de que, si perdiste el amanecer de hoy, habrá otro mañana.

Marcelino Menéndez González

BUSCANDO EL EQUILIBRIO

Lograr conseguir un concepto de la unificación
de los conocimientos, como si fueran
partículas eléctricas llenando de magnetismo
la percepción de las cosas, con sensaciones
nuevas y misteriosas, tratando de forma asombrosa
e increíble, de situarme en el centro de mi sentir y ser…

Entonces, ser capaz de apreciar y diferenciar
las distintas vibraciones emocionales que surjan,
y distinguir con ellas, los estados de ánimo
más adecuados y lógicos, manteniendo esa ansiedad
por lograr – de esos estímulos exteriores-, una motivación
interior capaz de crear el equilibrio deseado.

Marcelino Menéndez González

AGUAS DE RÍO

Imagino y siento cómo se desprende el agua
del río, en una caída libre de su caudal
salpicada de blanca espuma, adornada de
frescura y sonoridad.

Desbocadas en su cauce salpicando de rocío,
las rañas y los meandros por sitios extraños
en su constante discurrir, trasladando
la colaboración mágica de los contrastes,
en la diversidad de colores de lo cristalino
de sus aguas, con el azul celeste y el verde hierba,
en busca del vértigo de lo bello y el matiz
de lo mágico.

Siempre camino al remanso anhelado,
en medio de paisajes desconocidos,
antes del encuentro agónico de su final…

Final que llega entrelazándose en las rías
con las aguas marinas, que las abrazan
al regreso a su origen, fundiéndose una vez más
con las marismas y su peregrinar.

Marcelino Menéndez González

01 febrero 2011

CAVILAR


He construido mi mundo
a veces de forma trémula
pero, sabiendo lo que me era necesario
y que siempre presentí dentro de mí;
una fuerza de vida que sigue
estando ahí, con lo importante que es hallar,
el porqué del sentido de las cosas
manteniendo el equilibrio vital preciso.

También a veces me sumerjo
en pensamientos donde apenas quedan rastros,
de recuerdos acabados con un exiguo resplandor,
y la sensación de haber tenido y haber perdido
vivencias y momentos, sintiendo entonces
no tener nada…a pesar de buscar alegrías
que jamás hallaron su día.

Hoy sigo conservando esa fuerza de vida,
que aprecio se esconde también en los árboles
y surge cada primavera, como símbolo
de la delicadeza de renovadas floraciones,
y a mí me permite seguir viendo arder las cumbres,
para alargar mi propio ocaso, aunque aún
quede tiempo para quemar la noche…

Marcelino Menéndez González

DESEO ESCONDIDO


Quisiera llegar a escribir,
con la conjunción de ideas, imágenes y palabras,
ante el encuentro de lo esencial y sensible,
asociándolas como la melodía más plena
de emoción y sentimiento.

Y mientras se exacerba el ritmo y la musicalidad
en la corriente de esas palabras –adquiriendo
su verdadero sentido y todo el deseo puro
de expresión-, lograr que se eleven, se impulsen
y se exalten, atrapadas por el misterio y la ensoñación,
alcanzando lo bello que resplandece mudo y con ello,
quizá también el cenit de mi poesía…

Marcelino Menéndez González

LO INCIERTO


Hasta que una noche de un día
descubrí algo nuevo, el infinito
recomenzar del deseo despertando lo inacabado,
haciendo resurgir la sorpresa.

Busqué entonces en los detalles pequeños
envueltos en sueños, sabiendo lo que siento…
que la felicidad es interior y depende
no de lo que tenemos sino de lo que somos;
creo que la conciencia y el pensamiento
son inseparables, midiendo la energía
y la capacidad de cada uno, ya que la vida
se vive un momento.

Y cuando las aguas se quedan sin cauce,
llegas a preguntarte ¿cuál es el principio
inmortal de cada uno? y ¿es que se deja al final
un rastro del camino recorrido?...
Entonces, si que ya no se lo que pienso…

Marcelino Menéndez González

QUIERO SER EN TU VIDA


Quiero ser en tu vida
toda la ansiedad y la inquietud que tú,
eres en la mía… la misma ilusión,
el mismo amor, la misma música
y todo deslavándose, como la cera de un cirio
abrazado a tu lado, creándose con el calor
y la luz de esa flama que, sin temor, permanecerá
siempre encendida ardiendo y alumbrando
cualquier vestigio de dudas o sombras.

Ser, con la claridad de cada mañana,
soporte de esperanza y fe adornado de aromas
de un inmenso jardín florido, descubriendo sin cesar
sentimientos renovados de amor, ternura y pasión,
como esa savia que no cesa de alimentar a los árboles,
dando brillo y color a su follaje.

Ser soporte moral y razón de existir,
apoyándonos en cada paso en ese transitar
en busca de la armonía y el equilibrio,
que nos permita permanecer siempre juntos,
plenos de satisfacción y renovados sueños,
caracterizados de respeto, comprensión y tolerancia,
como hasta ahora en mi vida, has venido a ser tú…

Marcelino Menéndez González

QUIERO DAR VIDA


Quiero dar vida a mis poemas
y siento que se las doy, encerrado
en sensaciones que matizaría como naturales,
así como otras solemnes, emocionantes
y espontáneas, eso sí, intentando no repetirme.

Aunque a veces uso la memoria
al instante de escribir y otras el sentimiento
y la sensibilidad hacia la posesión
de lo que quiero trasmitir y que me transportan
y me embelesan , a pesar de mi tímida imaginación.

Y donde apenas quedan rastros con el sabor
de recuerdos atrasados y donde prevalece
mi esencia y mi alma y, aunque queden en mi corazón
piedras preciosas de inspiración, no quiero
desperdiciar la última…

Marcelino Menéndez González

RECOMENZAR


Quiero dar voz al pensamiento
y gozando el placer de contemplar el sol
con su oro mudo, recomenzar
el encanto de la vida.

Abrir las ventanas a la tolerancia
y la paciencia con la capacidad de la madurez,
y poseer la sensibilidad de saber y poder decir,
me equivoqué, perdóname o te necesito…

Jamás desistir de mis propósitos
y que el viento no se quede entre el mirar y el ver,
descubriendo quien eres y cómo eres,
haciendo lo que hayas dejado de hacer,
hallando la razón y la forma de conseguirlo,
con una serenidad intoxicante si es preciso.

Entonces, abrazando todos los momentos, las ocasiones
surgirán, como semillas de frutas del paraíso,
atravesando el tiempo y como algo subliminal,
un nuevo amanecer…llegará.

Marcelino Menéndez González

SIGO


Me encanta merodear por los contornos
de lo que me produce mayor goce y disfrute,
y con ello, hacerme sentir pleno de todo.

Es, cuando me deslizo por los toboganes
que me trasladan dentro de mí y percibo,
que son como mares que han estado en calma,
profundos, insondables aunque inquietos,
sin perder nunca su original energía.

Y con sabor a esencia contemplo,
como van llegando al final los atisbos
pero, aunque siento que apenas quepo
entre mi cabeza y mis pies, sigo, sigo…
impregnado de un aire nuevo que fluye
y que respiro y no espero detenerme
hasta morir…

Marcelino Menéndez González

SUEÑOS DE AMOR


Estoy perdido en un sueño, ¡tú!,
y envidio todo lo que te rodea
como lo que se llena de maravillosa belleza
con tu sólo recuerdo, acelerando mis latidos
a vibraciones de especial significación,
que exacerban mis sentidos a lo máximo
con sutil y dulce entrega.

La dichosa ocasión de caminar a tu lado
por el mismo sendero, escuchando la misma melodía,
entrecruzando nuestras miradas con la sensación
de sentir, la más dulce fantasía de amor
y el más delicioso de los sueños…

Déjame sentirme asido a tu mano; déjame
seguir soñando y deja que siga escuchando
nuestra música, imaginando que estás aquí
y que todo se convierte en la más ansiada realidad,
y yo estaré bien si lo logro, cuando mis tristezas
se hayan ido estando lejos de ti,
porque cerraré los ojos y se que ¡te veré!,
viviendo al unísono el tierno amor que compartimos.

Marcelino Menéndez González

01 enero 2011

DILEMAS


Soñé un sueño y, aunque no pudo ser,
seguiré soñando…

Y así, en un grado de conciencia
distinguir entre pasado y presente,
entre lo que se piensa y lo pensado,
entre lo pensado y lo sentido,
entre lo formal y lo significativo
y entre lo observado y lo supuesto.

Y lo que acabo de ser, necesita
de lo que fui antes, y este exige
lo que voy a ser…
o estar sólo ¿es estar con uno mismo
y siempre ser dos?

¿Sería ambiguo lo que resulta buscar de
lo que se quiere hallar, no queriéndolo encontrar?

Marcelino Menéndez González

EL OPTIMISMO


Una vela no pierde su llama,
encendiendo otra.

Es como un fluir donde se desvelan los espacios
ebrios de tristeza y donde los signos están vacíos;
y caminas cauteloso hacia ti mismo
por un hilo de sombra buscando la luz,
tratando de llenar esos espacios para gestionar
tus propias emociones, con el sonido de la humildad
alejándote, de lágrimas tristes y tonos elegíacos.

Y esperar, como quien espera el alba, sintiendo
cuando amanece cómo gime la naturaleza ante la luz,
como fuerza y como brillo natural que te abraza,
de alegría y optimismo.

Marcelino Menéndez González

OIR ANTES DE VER


Mi sensibilidad y mi pensamiento
parecen desarrollarse más, cuando el oído
se hace cargo de lo que los ojos no ven;
y es que oigo pero no me veo…

Como lo que está dispuesto en mí mientras
yo duermo y se percibe, ante los efectos
de la sorpresa, la espontaneidad o la aparición,
aunque lo que no se escuche sea la humildad,
que calla, calla siempre por el que la posee…

Marcelino Menéndez González

SUPUESTOS


Si bien pensar es esperar de forma pasiva
y la memoria es el cuerpo del pensamiento,
éste no existe si no expresado y está hecho
de elementos de la misma.

A su vez, ésta necesita el estímulo del presente,
para lo permanente y lo ocasional y, mientras,
la persona transporta su pasado, su lógica,
su esencia y su espacio y donde casi nadie valora,
el arrojo, la voluntad, el deseo de superación,
el carácter y la energía, para realizar cosas
en el único refugio de lo complejo que es,
lo simple…

Y donde sólo existe tiempo, cuando hay
diferencia y contraste.

Marcelino Menéndez González