29 octubre 2008

VOLUNTAD

Cuando las sombras invaden nuestro día
con un mundo de ausencias y penas,
es necesario encontrar un lugar
donde la escena sea la luz,
y transmutar energías negativas en positivas
con auto confianza, equilibrio y tranquilidad
y con ello recrear la energía y recuperar
el entusiasmo.

Con esa auto estima, hacer cambiar
los aspectos, las formas, los tonos y hasta
el color de circunstancias adversas,
y proyectarlas a la cúspide de una pirámide
de luz y recoger, nuevos momentos del tiempo
sin esperar, como si las cosas tuvieran
que aguardar su turno, hasta el momento
de surgir.

Restaurar la conciencia y hacer un juicio
de la razón, por el cual se reconozca el valor
de las cosas y su justa medida, y no depender
de lo frágil de un hilo que una las frases
del vacío, restañando un nuevo mundo de sueños
con la curva anaranjada de un fresco sol...

Marcelino Menéndez González

TAMBIÉN EN LOS JARDINES ANOCHECE

Una música suave...
la tarde quieta, tranquila
y el ánimo sereno;
emana una sensación de estar receptivo
a cualquier vibración emocional
que pueda surgir y mientras, se acerca
una ligera brisa grata y refrescante
que acaricia y trae consigo, un aroma
delicado de inspiración y, con su fragancia,
cierro los ojos y sueño...

Me siento volar hacia distancias
insospechadas, de añoranzas felices y únicas,
y a su encuentro, me hallo ante una laxitud
incomparable en la que flaquea mi cuerpo,
y me relaja de forma absoluta para captar
y absorber a través de mil poros abiertos,
ese momento especial transformado en vida
que me invade y se apodera de mí, con sensaciones
en las que desfallezco y me entrego colmado
de satisfacción mental y espiritual.

Todo transcurre plácido, tranquilo y tenue...
pero lentamente va siendo invadido por las sombras,
hasta que un suspiro profundo con los dientes
entrecerrados me despierta y de repente
desaparece; es cuando pienso que, también
en los más bellos jardines anochece...

Marcelino Menéndez González

QUIERO DEJARME SER VIEJO

Analizar los límites de lo incierto
es algo que cada vez hago menos;
lo que si tengo claro, es el realismo
de la vejez con el arte de la reflexión
y la experiencia de los fracasos,
aunque sigo encontrando en ese movimiento
pendular, respuestas diferentes a las mismas
preguntas.

Quiero dejarme ser viejo y con la plasticidad
cognitiva de la vejez, ya que es algo maravilloso,
si es digna y con salud pero eso sí,
sin dejar de ser fiel a mí mismo y sintiéndome
agradable en la auto estima.

Seguir con el ánimo despierto en ese continuo
rastreo para encontrar mi real forma de
expresarme, sin etiquetas y con sencillez y no
dejar de pasearme por las tardes-noches, oliendo
la tierra mojada, el galán de noche y el jazmín.

Proceder con la conciencia tranquila, como
acto generador y continuado, siempre en esa
búsqueda de lo simple y de la ingenua ternura,
y hallar por fin, la esencia vital que culmina
con su final.

Marcelino Menéndez González

EL ESCENARIO

En el escenario de la memoria
se respira con un aliento lejano,
tratando de recuperar la magia
de la autenticidad, para capturar
aquella belleza de lo sencillo
y llenarla de esperanza...

Quisimos vivir de lo simple, pero
olvidamos el arte, la delicadeza,
y la grandeza de su belleza temprana
pensando que en ello podía estar todo,
y vimos que no fue así, ya que creamos
lo complejo, lo difícil y lo complicado.

Todo pudo permanecer inmutable, como
cosas y momentos que nunca se olvidan,
como una mirada que jamás se repite
y la tuya así lo fue, una luz pura plena
de dulzura reflejándose en mí y, aunque
el tiempo transcurrió como frío afilado
y terrible de un cierzo invernal, al final
no encontré sitio donde volver, pues estuve
siempre de paso y en donde todo se fue
quedando tan lejos, distancia, tan lejos,
recordando aún la impotencia de rodillas
temblorosas...

Y hoy, vivo sin mí, sin ti, sin nada...

Marcelino Menéndez González

05 octubre 2008

PREÁMBULOS

Cuando silenciosa yace la noche
y puedo serenar lo emocional
dentro del campo de energía de mi cuerpo,
llego a percatarme que no importa
el movimiento de oscilación de las cosas
y los sucesos, pero el ritmo sí, y suele ser
la compensación y respuesta que buscas,
ya que los colores, las densidades
y las formas, sólo son apariciones ocasionales.

Y entonces percibo lo simple, lo simple
que no tiene partes y si no hay partes,
no hay extensión, ni figura, ni divisibilidad,
y me apoyo en la experiencia y en la
observación, ¡vaya! en lo empírico,

Aún despierto y con los ojos cerrados,
desvío mi pensamiento y quiero entonces
hurtar inspiración al infinito, disfrazándome
de poeta y vivo mi cama vacía en busca
de un último verso, que no llega.

Al final cojo un ramo al azar de mi mismo,
y lo arrojo para que caiga donde sea y espero,
a que me despierte mi espíritu tras iniciar
ese viaje de los sueños...

Marcelino Menéndez González

LO SIMPLE

Se desliza en mi entorno una suave brisa
y el momento se hace agradable,
y siento que estoy a gusto al descubrir
matices imprevistos y llenos de esencia.

Pienso que lo sencillo no adolece de pobreza;
es fácil de hacer, natural, sin complicaciones,
simple y sin embargo eh ahí, su importancia
y su valor para no tornarse complejo.

Diría que lo difícil es conseguirlo sintiéndolo,
palpándolo, viviéndolo y expresándolo
como ser humano, con actitudes y gestos
exentos de artificio y carentes de adorno;
quizá es con ello como nacen valores
inescrutables, que marcan diferencias y conceptos.

En fin, quisiera poder llegar a vivir así
dentro de lo natural, lejos de lo material
para descubrir valores ignorados y cultivarlos
para mi venero personal.

Marcelino Menéndez González

VISLUMBRAR

Llega el fin del día
y la noche tiene su propia música;
no siempre el tiempo necesita la nostalgia
que nos hace meditar, viendo el agua
de los puertos en la que se refleja la luz,
meciéndose al compás de ondas tranquilas,
que parecen idear formas y crear figuras.

En todo hay algo que cambia y algo
que permanece y a veces, muchas veces,
ni siquiera nos percatamos de ello.

Y así, pasa la vida...
y continuamos, perdiéndonos cada noche
de contemplar los miles de luces que existen
en el cielo y ese vislumbre fugaz del paraíso...

Marcelino Menéndez González

CAMINOS, VEREDAS Y SENDAS

¿Cómo se empieza a construir un nido
desde la primera rama?,
si bien la luz determina la estructura de un lugar,
la vida nos depara también, caminos oscuros
y caminos sin prisa, como veredas de viento
y sendas de arena...pero, ¿ adónde conducen
los caminos?, ¿donde van y donde irán?.

Sin embargo todo mantiene su esencia que hace,
que una cosa sea, lo que es, en lo inminente
inteligible en cualquier realidad y existencia,
-como el nido y el camino-.

Ese camino que a veces se hace inescrutable,
pero que tenemos que andar y, habiéndolo hecho,
aprender a dejar ir, desprender y soltar lo sucedido,
y que ya no se puede cambiar, aunque
volvamos sobre nuestros pasos...; hay que seguir adelante,
y no perder el control de la esperanza, para
continuar disfrutando cosas como la gloria del otoño
con sus ocres y dorados tan diversos y bellos,
o del cómo se adornan los pénsiles, con el hermoso
color de las mariposas en movimiento primaveral,
o a veces el sólo hecho de conocer a alguien hace
que algo cambie en ti.

¿Lo llamaríamos entonces por-venir?...

Marcelino Menéndez González