10 junio 2011

ANSIEDAD INESPERADA


Me hiende la espesura del tiempo
en ese viaje por los muchos caminos que surgen,
en busca y en espera de encontrar lo mejor
pero, sin dejar de ser uno mismo.

Y desenmarañando los hilos de los acontecimientos,
llegué a percibir esa fragilidad de la esperanza
cuando muere antes de nacer; aprendí que el eco
no es capaz de devolverlo todo y que cada vez
que llueve, escampa; aspiré el aroma de los pinos
a resina y encontré mis propios ojos en el espejo,
mirándome tan fijamente, que me generó
una inquietud y un desasosiego,
con el que me asomé al temor y al miedo.

Y parecía entonces, como si tuviera que ocultar
lo que me hace sufrir, mientras no deje de sentir
que se haya marchado la tristeza.

Vivo la sensación de estar incursionando sin pensarlo
y sin quererlo, en un espacio que me es ajeno y donde
no veo caras, ni ojos y sólo siento vibraciones
y percibo propósitos, donde surgen vivencias pasadas
capaces de tratar de hacerme sentir diferente.

Quiero disiparlo todo, pero no funciona;
mi boca enmudece, mis manos no hablan y nada
en esta ansiedad inesperada, es capaz de detener el tiempo.

Marcelino Menéndez González

LA FE PERDIDA

Cuando uno se pierde, la única salida es
uno mismo.

Fueron tribulaciones que surgieron de repente
y que me envolvieron sin darme cuenta;
llegaron, y sin más, me hicieron sentir distinto;
fue apareciendo una cierta pena, que me llevó
poco a poco por un camino de preocupaciones
y una especial tristeza…

Aún a mi pesar,-quería huir de ahí sin lograrlo-
cada vez iba hundiéndome más y más
en una singular desesperación en la que quería
razonar y , lo hacía, pero no encontraba
ni respuesta ni solución, ni sentido y, es que
no las veía…

Sencillamente, por que todo estaba escondido
dentro de mí…
Había perdido la fe.

Marcelino Menéndez González

EN EL FILO DE LA NAVAJA



Parece como si todo existiera
con mensajes ocultos y sus contrastes;
cosas con idioma propio en la textura de la vida,
aromas, sonidos, colores, armonía, equilibrio,
y es, con el incesante reclamo de mi propia conciencia,
que me pregunto…
Si el alma no nace ni muere, si el alma es permanente,
¿quién es uno?.

Si una cosa me envejece más, es estar en donde
no hay ni principio ni fin, sin capacidad, sin energía,
sin actividad propia y por ello busco,
el centro de la existencia, el más interno y real.
aquel en el que permanece el llanto de la niebla,
la humedad de los bosques en las horas tempranas,
y los retoños brotan y se suman a la rama vital.

Y a pesar de prisas, miedo, dudas, tensión,
como mallas cautelosas de la noche
circundado de acechanzas, permanezco
rebasado de ansiedad, preguntándome
¿qué parte de “no debes” no he entendido?…


Marcelino Menéndez González

ENAMORAMIENTO


¿Quién puede explicar lo que se siente
cuando nace un amor a primera vista?;
¿qué es lo que ocurre en un momento así?,
¿cómo definir esas sensaciones?...

La emoción, los gestos, las miradas
y lo intangible del instante en que surge
una innata atracción, encerrada en la magia
de un invisible misterio…

Y todo se proyecta en una forma breve
que fluye espontánea e imprevista, acelerando
el ritmo de los latidos y adquiriendo un matiz
diferente, ya que se torna en algo distinto ocupando
su propio espacio y tiempo.

Los sentidos se exacerban, todo cambia y adquiere
formas y colores variados, brota con fuerza
la sensibilidad y llega la alegría y el bienestar,
en una palabra…¡llega la felicidad! y es
que, el amor está aquí sin llamar, sin hablar,
en silencio…

Marcelino Menéndez González

EQUILIBRIO


Cuando los pensamientos se depositan
entre las grietas de los años y habitan
en la memoria caminando en el trayecto
de la vida, ocupan algunas veces
la maraña del lamento y sin embargo otras,
surgen como emociones positivas
que generan una energía mental,
como rayos de diáfana luz fecundando la vida.

Mente y pensamientos, pensamientos y mente
se entrelazan de matices positivos y negativos
de esa energía, que hacemos corresponder
lo mismo en desalientos que optimismo,
como algo imprevisto que se desliza y fluye
y que puede crecer y agigantarse, igual
que disminuir y desaparecer, con el ansia
y el deseo que generes en tu interior.

Hasta que te percatas de la necesidad
de darte una tregua para aclarar la incertidumbre,
como si el camino a andar, saliera de pronto
a tu encuentro, y te señalara la senda a seguir
recorriendo los pasos del equilibrio.

Marcelino Menéndez González

IMAGINO


Me emocionan los detalles, los instantes
y no soy capaz de impedir que así sea;
y cuando llega el momento crucial de las cosas,
no soy capaz de disimular nada y me sensibilizo
por las más pequeñas y, sufro, y siento pesar…

Quizá entonces no oigo los pensamientos y
llego a sentir que no soy yo, que es otro
pero que vive en mí y que no disimula, ni finge,
que es quien es sintiendo lo que siente,
así de sencillo, así de fácil, como si fuera
agua, luz, aire, o el color verde del equilibrio…
y tan natural, como las ideas, los conceptos
o la propia imaginación.

Sin embargo no deja de existir una voz que me dice,
por favor, no me hagas sentir así,
por favor, no lo hagas…y sé que es la voz del dolor.

Marcelino Menéndez González

INVISIBLE INQUIETUD


Cuántas veces me he paseado por las soledades
enterrando sueños, en noches interminables
de horas suspendidas cavilando
sobre lo incierto; viviendo esos instantes
intangibles del sentir, pendiendo de los hilos
de los sentimientos y con el vibrar
de la energía emocional…

Otras, con las alas de los sueños que vuelan
conmigo, invado el infinito armónico de los pensamientos,
y vivo entonces la contemplación, buscando
si la razón es la morfología de la conciencia,
y si en una profunda reflexión se puede hallar,
la paz inverencial y la propia voluntad sosteniendo
la armonía espiritual.

Marcelino Menéndez González

LA ETERNA ESPERA

Siento un frío interno y el dolor en mi carne,
por no tenerte cerca…

Ya no vivo con el calor tierno de tu mirada
que me deja un inmenso vacío de soledad
y tristeza, con la añoranza de la caricia
tierna de tus manos.

¿Dónde estás que no te veo? y ¿por qué
se mantiene esa distancia en el tiempo?;
los días pasan y pasan haciendo crecer
mi desconsuelo y mi desesperación
se vuelve cada vez más un infierno;
dame una señal, dame un algo que me diga
que sigues ahí y que puedo verte de nuevo.

Ya no soporto el silencio que vive dentro,
porque nada tiene sentido, nada y todo
encanto se ha perdido y sin saber qué hacer,
para terminar con este sufrimiento…

Y es…¡que estás aquí, conmigo! Y…no es verdad.
porque te siento y ¡no lo estás!...

Marcelino Menéndez González

LO INTANGIBLE


Se crea en la mente
lo intangible y me impulsa
para que se haga realidad
y, se desprenda y surja
de mi intimidad.

Que no se interrumpa,
que fluya como cauce de infinito
y si tuviera alas de aurora,
realizar ese vuelo hacia
el rumbo de cualquier distancia
y viajar hasta alcanzar,
el más profundo perfil de lo real.

Marcelino Menéndez González

QUÉ EXPLICACIÓN


Si todo forma parte de todo,
los espacios vacíos,
los espacios ocupados,
presencias, ausencias,
recuerdos, olvidos,
sentimientos logrados,
sentimientos perdidos,
entre vida y muerte,
principio y final,
de todo esto ¿qué queda?...

¿El alma inmortal?, ¿la otra vida?
y si no crees en los dogmas de fe
¿en qué espacios?, ¿en qué vacíos desocupados?,
¿existiendo en el infinito, donde no hay vida?,
¿dónde ubicamos el futuro?,
o ¿aceptando el verdadero fin?..
o ¿rechazando el fin de la verdad?,
¿dónde? ¿ cuando? y…¿cómo?
¿qué explicación?...

Marcelino Menéndez González

VIAJAR EN EL SILENCIO



En la vacuidad de la duermevela.
los silencios me proyectaron a invadir
sitios y momentos increíbles;
a ratos con extrema velocidad y otros
de forma lenta y parsimoniosa aunque,
todos ellos de enorme intensidad…

Fue como realizar un viaje donde ignorabas
si ibas o venías, y si tú eras el que se movía
o las cosas venían hacia ti; lo hacías eso sí,
viendo paisajes, personas, si bien en tiempos
y lugares distintos pero como secuencias
ordenadas que permitían captarlas y disfrutarlas,
aunque todo de forma muy breve.

Se reproducían instantes del pasado, así como
algunos recientes pero todos, con la sensación
muy clara de poder verlos y vivirlos, como
una segunda vez, como si la propia conciencia
los creara, dándote una nueva oportunidad
para poder analizarlos de nuevo.

De esa forma, mostrarte cómo poder hallar
una interpretación más adecuada de los contenidos,
ya que no es la taza la que añade calidad y sabor
al café, -ya que solo reviste lo que bebemos-,
sino que, lo importante es el propio café,
y más aún la propia vida.

Marcelino Menéndez González