29 septiembre 2007

LAS PÁGINAS GASTADAS


Escribir con palabras de invierno
con voluntad de hielo, derritiéndose
el frío silencio.

Y a través de los cristales helados
de una ventana, contemplar la mañana
evocando los recuerdos, con el tibio calor
de la nostalgia, plasmándolos en el papel
que ocupa la senil soledad.

Viendo como se trasponen los sentimientos
en un camino de distancia,
que no alcanzas a detener…y que te acercan
con cada día transcurrido,
al agotamiento de los estímulos
como voz de un gris herido.

Es leer las páginas gastadas de la vida,
con su inmensurable realidad…


Marcelino Menéndez González

LAS FATIGAS ACUMULADAS


Me siento como una planta en soledad,
mojada por gotas que caen sin sonido
creciendo en la humedad.

Son las fatigas y las edades acumuladas
que preservándose, alteran el existir;
es como un nudo ciego sin desatar, con un sabor
en el alma que te deprime y una mirada
perdida, buscando un no sé qué.

Es el viento de las sombras y yo quiero
encontrar el viento de la vida, abriendo
camino entre ellas, con voz de luz
y seguir paladeando, el ácido aroma y el sabor
de una fruta, el del pan recién nacido,
el de la madera y la fragancia de los bosques,
en las distancias mojadas de la aurora.

Olvidar que se va el otoño por la ventana rota
acompañando el ocaso de un mar abandonado,
y no quiero ser sólo raíz en las tinieblas, sino
mantenerla en un fuego que no se apague,
y que arda sin consumirse.


Marcelino Menéndez González

UNA RAMA DE JAZMÍN


Tocando el pasado
con la punta de los dedos,
uso la memoria forjada en el tiempo
creando el arte de la evocación,
y cruzo el umbral de un laberinto
de puertas ignoradas, donde siempre
existe un lugar para el disfrute
de la máxima esencia.

Surge entonces una pausa
para reemprender el propósito,
aunque no me quejo, ni defiendo,
ni hallo, ni busco, para saber
valorar la distinta dimensión de las cosas.

A veces la sola actitud de intentarlo,
me depara una grata sensación de acordes
y múltiples experiencias, como una
plataforma que no está quieta, moldeándose
a cada instante pero, como si a la vez fuera,
una rama de jazmín que florece,
y da su aroma al tiempo y a la vida.

Marcelino Menéndez González