27 noviembre 2014

EN LO OCULTO DEL YO

 Viviendo la emoción que queda
 detrás de algunos sueños en la búsqueda
 de lo aún no hallado, pienso que
 de esta vida sustancial, la que contiene la
 verdadera esencia es, la que no se exhibe.

 Como cuando se escucha el viento, pocas
 veces se oyen sus palabras interinas, o como
 la congoja de un niño que se esconde,
 para que no puedas verlo llorar.

 Yo no tengo la llave para abrir ningún sueño,
 pero hay que hallar el sentido de las cosas
 para desentrañar su esencia; la cohesión
 de todo está ahí, sólo tenemos que buscarlo
 para encontrarlo y desarrollar el esfuerzo
 para conseguirlo.

 La música requiere del sonido para hacernos
 sentir todo lo que nos trasmite, haciéndonos
 aflorar ese magma de avidez espiritual
 de sensaciones y sentimientos, que llevamos
 dentro.

 La simple altura nos hace contemplar el paisaje
 de manera distinta y como interrogación interna,
 yo siempre viviré con la incertidumbre,
 de no conocer el momento exacto de lo imprevisto,
 y donde muchas veces las preguntas se encuentran
 con respuestas que no se corresponden, ya que
 bastaría un simple sí o un no.

 Y al final, sin el hambriento roer de la voracidad,
 sentirme volar con las alas de un pájaro, en busca
 de su nido en el crepúsculo ante los tranquilos
 matices de la tarde.

Marcelino Menéndez González

10 noviembre 2014

SER O ESTAR

Vivimos o existimos?
 somos o estamos?,
 cómo, porqué y para que estamos aquí?.

 Manantial, río, mar;
 Nacimiento, vida. muerte.

 Todo tiene que tener un sentido,
 uno creado y quizá otro impuesto
 pero tiene que existir la razón de ese sentido
 donde coloquemos nuestras percepciones
 como seres finitos que somos.

 Y al hacerlo con un control racional,
 coordinar todas las excelencias positivas,
 tal vez con un borde de riesgo,
 pero buscando una seguridad ante lo vulnerable,
 con la virtud y la concordia, que otorgue
 el sentido a nuestras vidas.

 Ser capaces de crear nuestros pensamientos,
 propósitos, ideas, y metas, desarrollando nuestra voluntad,
 esfuerzo, trabajo, estudio, superación constante
 y, al conseguirlo, detenernos para recapacitar
 en una actitud de serena quietud, qué hemos sido
 capaces de alcanzar, ¿nuestra sabiduría existencial,
 el llegar a poder oír el sonido del silencio o sentir en nuestro
 universo interior, ese “algo” que siempre esta ahí?...

Marcelino Menéndez González