29 septiembre 2007

UNA RAMA DE JAZMÍN


Tocando el pasado
con la punta de los dedos,
uso la memoria forjada en el tiempo
creando el arte de la evocación,
y cruzo el umbral de un laberinto
de puertas ignoradas, donde siempre
existe un lugar para el disfrute
de la máxima esencia.

Surge entonces una pausa
para reemprender el propósito,
aunque no me quejo, ni defiendo,
ni hallo, ni busco, para saber
valorar la distinta dimensión de las cosas.

A veces la sola actitud de intentarlo,
me depara una grata sensación de acordes
y múltiples experiencias, como una
plataforma que no está quieta, moldeándose
a cada instante pero, como si a la vez fuera,
una rama de jazmín que florece,
y da su aroma al tiempo y a la vida.

Marcelino Menéndez González

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