En un contacto imprevisto e insospechado
con la conciencia, supe aprender que
hay que dejar ir, desprender y soltar lo
que ha sucedido, ya que lo pasado
no se puede cambiar...
Hay que llenar entonces los espacios
de pensamientos e inquietudes, y tratar
de centrarlos en objetivos razonables,
manteniendo el control de una ingeniería
mental y espiritual, sin desprenderse de
la sensibilidad con la realidad, unificando
la voluntad en un sólo sentido, renunciando
a lo que no se necesita, sin esperar
que todo se haga por sí mismo...
con la conciencia, supe aprender que
hay que dejar ir, desprender y soltar lo
que ha sucedido, ya que lo pasado
no se puede cambiar...
Hay que llenar entonces los espacios
de pensamientos e inquietudes, y tratar
de centrarlos en objetivos razonables,
manteniendo el control de una ingeniería
mental y espiritual, sin desprenderse de
la sensibilidad con la realidad, unificando
la voluntad en un sólo sentido, renunciando
a lo que no se necesita, sin esperar
que todo se haga por sí mismo...
Marcelino Menéndez González
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