Los ruidos fueron disipándose
invadidos por los silencios;
mi cuerpo me depara bienestar y mi mente
se mantiene expectante, presintiendo
nuevos pensamientos, transcurriendo los instantes
llenando los espacios del tiempo y sintiendo
la vida dentro de mi…
Y aunque se desliza del fondo de la inquietud
la incertidumbre dejo que exista, sin perder el riesgo
de lo emocional cuando la energía fluye
y crea belleza de la simplicidad, en ese viaje continuo
del silencio y que no puede resumirse, sólo disfrutar
lo intenso de esa incomparable sensación,
utilizando entonces mi propia experiencia
para obtener nuevos aprendizajes, y sentir
la diáfana satisfacción de poder lograrlo
expresando mi pensamiento y con ello encontrar,
lo que no esperaba de mi mismo.
Marcelino Menéndez González
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