Con el dormir de los pájaros
las hojas aún soñolientas
esperan el frío del amanecer,
y en la profundidad del otoño
tu atraviesas como un resplandor
en un instante sin límites.
Y veo caer un pétalo de luz
entre el ramaje sombrío,
que se une al líquen y la ciega madera
ante la serenidad de la hierba;
y bulles como el agua dando
sensación de vida y fulges más allá
de esos límites y más allá del silencio
y...me invades y yo,
te amo desde lejos...
Marcelino Menéndez González
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