Aunque a veces me siento
como gaviota indiferente
que no encuentra su mar,
yo vivo en mis poemas
como esperanza que busca su perfil
y la sombra vive a mis pies,
y tiembla sola cuando vibra
la melancolía, en la evocación
de un tiempo de olvidada oscuridad.
Todo aparece entonces, como un mar
sin orilla mecido en las horas del
silencio, - como el sueño que no
recuerdas cuando despiertas-, sin embargo,
el mar permanece coloreado de deseos
profundos y curvados, el viento
se acuna junto al frío y la llanura, cuando
florecen las violetas otoñales,
mientras tanto, el cuco rompe la noche
oscura en soledad, como si cantara
a las estrellas…
Marcelino Menéndez González
como gaviota indiferente
que no encuentra su mar,
yo vivo en mis poemas
como esperanza que busca su perfil
y la sombra vive a mis pies,
y tiembla sola cuando vibra
la melancolía, en la evocación
de un tiempo de olvidada oscuridad.
Todo aparece entonces, como un mar
sin orilla mecido en las horas del
silencio, - como el sueño que no
recuerdas cuando despiertas-, sin embargo,
el mar permanece coloreado de deseos
profundos y curvados, el viento
se acuna junto al frío y la llanura, cuando
florecen las violetas otoñales,
mientras tanto, el cuco rompe la noche
oscura en soledad, como si cantara
a las estrellas…
Marcelino Menéndez González
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