Lo tierno, lo tibio, lo tenue
de una mirada...
Lo trémulo, lo trivial, lo triste
de una sonrisa...
Como un gesto sin razón,
un gesto y...un nombre...
Y sólo con cierta perplejidad,
que no llega al asombro
me quedé esperando,
con imágenes color pastel
y la música de un vals...
Y como todas las cosas
en camino a alguna parte,
sin preguntar el ¡porqué!;
sabiendo eso sí, que a veces el reflejo
equivoca el color...
Al final todo quedó, como espejo astillado
en el suelo de los días.
Marcelino Menéndez González
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