Cuando estás a solas en el silencio
y oyes el latido de tu propio corazón
y sientes merodear la soledad,
parecen surgir entonces un ritmo de circunstancias
diversas, que te trasladan a la compañía
de recuerdos profundos y como si de repente,
apareciera en ellos la respuesta a lo que siempre
has buscado por todas partes, y de pronto
te das cuenta de que siempre ha estado dentro de
ti,
pudiendo ser tu propio credo, tu sentimiento,
y tu razón de ser y de existir.
Pero por sorpresa, oyes el clic de la luz
de tu aposento que se enciende,
y en un instante todo cambia otra vez,
para tener que volver a empezar…
Marcelino Menéndez González
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