21 agosto 2014

EL POEMA ES HIJO DEL INSTANTE

 No quiero escribir con frases vacías
 para llenar los silencios, ni engañar a la soledad.

 Lo que intento es, encontrar la forma más adecuada
 y precisa, para expresar lo que siento,
 para sugerirlo todo y al hacerlo no sólo decir que llueve,
 sino ser capaz con mis palabras, de crear la lluvia,
 como ya alguien dijo del mismo arte,
 que no debe ser copia de nada, sino un invento de todo,
 y no seguir esperando de forma pasiva, pensando…

 Y, en caso de lograrlo, disfrutar hasta los últimos instantes
 de ese goce interior, que da la plenitud de poder vivirlo,
 con la mágica sensibilidad de lo intenso,

 Sin duda es, encontrar en la profundidad de las palabras,
 todo el matiz de su esencia, sentido y significado, capaces
 de unir toda una simbiosis de la mayor sensación vivida,
 con una recepción similar sentida.

Marcelino Menéndez González


A MIS 82 AÑOS

 Cómo adaptar el equilibrio emocional
 del ahora, con el de entonces…
 y ¿cómo responder sin reflejos
 a las situaciones imprevistas?

 De repente, me he dado cuenta
 de que la edad se me vino encima;
 mi estado físico no responde y los problemas
 surgen por una razón u otra;
 sin embargo mi mente se encuentra
 plena de lucidez, permitiéndome vivir
 con toda mi esencia existencial.

 Digamos que lo uno por lo otro
 y doy gracias que así sea, ya que sigo siendo
 capaz, de realizar con toda mi experiencia,
 el desentrañar aspectos de la vida,
 en los que antes no reparaba siquiera,
 y que hoy me otorgan un aprendizaje
 nuevo y único y con ello, un disfrute
 especial y muy profundo.

 Se muy bien que lo vivido pertenece al ayer,
 y no vuelve nunca más; de ahí
 que quiero aprovechar todo el tiempo
 que me queda y hacerlo, con mayor placer,
 entusiasmo y con toda su mágica intensidad.

 Si supieras lo que desecho, te sorprenderías
 de lo que conservo, sobre todo cuando percibo,
 como se adelanta a veces el desenlace final,
 viendo los brotes de nuevos vástagos verdes
 que se marchitan, antes de terminar de crecer…

 Y en el relieve de las cosas y las piedras del camino,
 he aprendido, que el diálogo verdadero que existe,
 es el que uno mantiene consigo mismo.

Marcelino Menéndez González

10 agosto 2014

DONDE NADA ME MOLESTA

 Siento en las sienes mi latir, quedo, muy quedo;
 como si existiera un remanso de paz
 donde nada me inquieta y, me dejo llevar
 por esta agradable sensación, placentera y tranquila,
 que serena mi ánimo y mi voluntad.

 Y donde nada me duele ni nada me molesta;
 y así continúo impasible, sintiendo transcurrir el tiempo,
 que me permite disfrutar de esta singular relajación
 mental y física, en la que no advierto nada negativo
 que me impida estar en total armonía con mi yo interior,
 -a pesar de que nunca me contesta- y sigo escuchando
 mi latir, quedo, muy quedo, haciendo lo que tengo que hacer
 ¡vivir!… mecido por mi conciencia y mirando un azul
 de inmensidad,,,


Marcelino Menéndez González