Cómo adaptar el equilibrio emocional
del ahora, con el de entonces…
y ¿cómo responder sin reflejos
a las situaciones imprevistas?
De repente, me he dado cuenta
de que la edad se me vino encima;
mi estado físico no responde y los problemas
surgen por una razón u otra;
sin embargo mi mente se encuentra
plena de lucidez, permitiéndome vivir
con toda mi esencia existencial.
Digamos que lo uno por lo otro
y doy gracias que así sea, ya que sigo siendo
capaz, de realizar con toda mi experiencia,
el desentrañar aspectos de la vida,
en los que antes no reparaba siquiera,
y que hoy me otorgan un aprendizaje
nuevo y único y con ello, un disfrute
especial y muy profundo.
Se muy bien que lo vivido pertenece al ayer,
y no vuelve nunca más; de ahí
que quiero aprovechar todo el tiempo
que me queda y hacerlo, con mayor placer,
entusiasmo y con toda su mágica intensidad.
Si supieras lo que desecho, te sorprenderías
de lo que conservo, sobre todo cuando percibo,
como se adelanta a veces el desenlace final,
viendo los brotes de nuevos vástagos verdes
que se marchitan, antes de terminar de crecer…
Y en el relieve de las cosas y las piedras del
camino,
he aprendido, que el diálogo verdadero que
existe,
es el que uno mantiene consigo mismo.
Marcelino Menéndez González
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