Como
punto de partida de un impulso,
con las
lágrimas que están en mi
sin ser
lloradas y haciendo un juego
silencioso
de los recuerdos, -que perviven
agazapados
en la memoria ante lo mágico
y
misterioso-, quiero reinventar
intensas
emociones interiores..
Se que
muchas se pierden con el menosprecio
del
olvido, pero otras, consiguen hacerme sentir,
como si
volviera a vivirlas en el regazo
del
espíritu de la dulzura y la emoción.
Es,
como cuando recorres un camino
y no se
vuelve la mirada hacia atrás,
sin
percatarte por ello,de que sin lugar a dudas,
dejaste
vivencias y momentos,
que hoy
tienen y poseen, un valor distinto.
Y
quieres recuperarlos, para tratar de llenar
los
vacíos de nostalgias y ausencias,
sobre
todo cuando se angosta el camino,
y haces
ese balance final inevitable,
que
siempre llega…
Es el brindis
de una nueva ocasión,
de
revivir las cosas buenas del pasado,
- que
siguen siendo las raíces del árbol de tu vida-,
que
alimentan tu estado de ánimo
de
energía inusitada despertando,
un
soporte espiritual capaz, de hacerte más grato,
el
recorrido último.
Marcelino menéndez González
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