06 abril 2015

¿QUIEN LO SABE?


Cuando la música atrapada entre sus notas
 se libera y se convierte en melodía verbal,
 las palabras se conjugan en versos y poemas
 haciendo una sonoridad especial,
 que no se puede resumir, ya que conlleva
 incorporados emociones y sentimientos
 tan sensibles, cuya delicadeza goza
 de una fragilidad sobrenatural.

 Se vuelve entonces, una combinación
 de sentido y sonido al que fluyen sensaciones,
 pensamientos, ideas, armonía, esencia,
 y musicalidad, capaces de crear,
 todos los recursos del espíritu y cuyos dones
 recibidos con este regalo, no se pueden despreciar.

 ¿Se habrá consumado quizá la realización
 de nuestra musa, en las palabras de un poema?

Marcelino Menéndez González

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