Quisiera permitirme avanzar sin término,
desechando lo portentoso evanescente
y las miríadas silenciosas
aspirando las fragancias que me gustan,
y al escuchar el sonido de mis palabras
que se pierden en el viento,
filtrarlas en mi propio ser para ser diferentes,
formando un singular tejido de identidad.
Y no me burlo, ni discuto; atestiguo y espero
como las hojas de los campos rígidas,
lánguidas y secas, pero que no tienen fin.
Marcelino Menéndez González
desechando lo portentoso evanescente
y las miríadas silenciosas
aspirando las fragancias que me gustan,
y al escuchar el sonido de mis palabras
que se pierden en el viento,
filtrarlas en mi propio ser para ser diferentes,
formando un singular tejido de identidad.
Y no me burlo, ni discuto; atestiguo y espero
como las hojas de los campos rígidas,
lánguidas y secas, pero que no tienen fin.
Marcelino Menéndez González
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