Andaba a tientas
hasta el último recodo del silencio,
en medio de una maraña inerte
de memorias, donde todo era difícil,
todo inútil ¿ y si después de todo
así no fuera? o ¿ tal vez no era inútil?...
Siempre hay un porqué, un algo más
y aunque sea poco, tal vez lo es todo.
Y así consumimos el hilo, sabiendo
que la madeja se adelgaza y a veces somos
incapaces de darle algún sentido
a lo tangible, sintiendo el vértigo a la
atracción al vacío y a lo banal, usando
eso sí, el goce de los dispendios.
Mientras se estrecha el horizonte
a un solo punto y la noche se insinúa
entre los pliegues más oscuros, en esa
oscilación entre lo sublime y lo material,
cuando la realidad se desmorona y nos
advierte, que se ha roto la cadena.
¿Tal vez no era inútil?...
Marcelino Menéndez González
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