Hoy he recuperado la sensación
de vivir un momento de emoción intenso;
fue como resultado de una mirada
espontánea y profunda, de la cual tuve
que huir
sabiendo que, si no lo hacía, cabía el
presentimiento
de perderme en ella.
Hay ojos tan expresivos, que encierran el
misterio
de trasmitir palabras que, sin sonido
alguno,
son capaces de acercarte a la emoción y
al
sentimiento que vibra en el interior de
cada ser,
dando matices de todo tipo, como ternura,
tristeza,
alegría, dolor, enfado, así como otras
formas diversas
de mirar, que encierran lo complejo de su
esencia.
Pienso que algo fantástico es, cuando dos
personas
son capaces de dialogar con sus miradas,
de saber
lo que dicen, de interpretar lo que
sienten, entregando
su verdad y su sentir de forma plena,
sólo con verse
con la complicidad del silencio,
abrazados
a un entendimiento casi total.
Es por todo ello, que no quise el reencuentro
ante
el temor y la nostalgia, con aquella otra
mirada perdida
en el tiempo…
Marcelino Menéndez González