Deberíamos ser conscientes de lo que
representa,
ese despertar que cada mañana
nos une a la vida y valorarlo.
Apreciando la dependencia con que lo
hace,
lo frágil de ese hilo que, si de repente
se rompe,
nos hace llegar a sitios increíbles
desposeyéndonos
de nuestras capacidades, que pueden
incluso
determinar el final.
Son hechos y circunstancias inesperados
y que no siendo capaces de prever,
cuando suelen llegar ocasionan
situaciones
inimaginables en quien las sufre sin
remedio.
Es solo un instante fugaz en el que se
rompe todo;
una fracción de segundo lo que tarda
en producirse la oscuridad total y aún
siendo
de vital importancia, cómo huimos ante la
idea
de poder sufrirlo aunque esté ahí,
y siempre seguirá ahí, aunque lo
evadamos,
lo pensemos y lo ignoremos o no,
Marcelino Menéndez González
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