Lo permanente es funcional y forma una materia
apta para entrar en todas las combinaciones.
Veo en
lontananza los horizontes de sueños,
que al
no realizarlos, me impidieron encontrar
lo que
buscaba….
Y ello
creó en mi el deseo de tener algo
permanente,
algo que no se me pudiera arrebatar,
como
la fuerza de voluntad, el respeto a mí mismo,
la
verdad y el entusiasmo.
Analicé
que tengo sólo una vida y he querido vivirla
con la
intensidad de aprovechar cada segundo, de
cada
minuto, de cada hora y día siempre, con el
propósito
de lo positivo, sin arrojar leña al fuego
de mi
propio desconcierto cuando surja lo adverso.
Y
cuando las cosas no tienen sentido, es que
no lo
tienen, y sin embargo siguen surgiendo
sin
establecer límites y ante la idea de padecerlas,
aceptar
que están ahí y seguirán estando ahí,
a
pesar de los pesares.
Y no
por ello dejaré de seguir disfrutando
de la
magia del aire viendo al colibrí levitar flotando
y
aspirando el polen de las flores y como el otoño
desnuda
las ramas, adornando con su pálida luz
los
días cortos, haciendo surgir la melancolía
en
cada atardecer…
Marcelino Menéndez González
¡Profundo sentir, Marcelino! Me uno a esa actitud pues a pesar de lo "sin sentido" quedan aún muchas cosas por disfrutar. ¡Bellísimo poema! Un fuerte abrazo.
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