Sentí algo mágico
donde la música es ave...
y oí la alondra y la calandria
y aún reverbera en el jardín,
el ruiseñor invisible.
Y también vi en la tierra
los surcos de la sed y, la mañana,
estaba en la ventana y no tenía voz,
sólo luz de cristal frágil quebrando
los espacios del silencio...
¿es la luz que atraviesan con su canto
los pájaros?, mientras, deslizándose
los últimos compases de la melodía
en el azul dormido, el ciprés canta
su misterio y las arañas tejen
sus caminos de seda...
Estimado amigo:
ResponderEliminarNavegando por esto de internet he encontrado tu bitácora, me alegra haber llegado a este puerto, que visitaré y desde el que he tendido un puente en mi Diario Druida.
Saludos.