Cuando sientes y crees
que lo que has sembrado se ha perdido
y se ha quedado en ese pasado de olvido,
sin pensarlo, de pronto, en el momento
más inesperado resurge con toda la fuerza
que supiste inculcar en tu propósito,
y aparece de nuevo ante ti, intenso, emotivo,
palpitante, y te hace sentir el reencuentro,
con ese sentimiento entrañable generado,
con matices de entrega total y sin condiciones…
Descubres entonces vibraciones nuevas
que te generan cosas antes veladas que aún existen,
como la delicadeza, lo sutil, la tersura, lo tierno
y lo grato, y que han permanecido ocultas
en el paso del tiempo, escondidas en el recuerdo
y cuya callada existencia… no ignorabas.
que lo que has sembrado se ha perdido
y se ha quedado en ese pasado de olvido,
sin pensarlo, de pronto, en el momento
más inesperado resurge con toda la fuerza
que supiste inculcar en tu propósito,
y aparece de nuevo ante ti, intenso, emotivo,
palpitante, y te hace sentir el reencuentro,
con ese sentimiento entrañable generado,
con matices de entrega total y sin condiciones…
Descubres entonces vibraciones nuevas
que te generan cosas antes veladas que aún existen,
como la delicadeza, lo sutil, la tersura, lo tierno
y lo grato, y que han permanecido ocultas
en el paso del tiempo, escondidas en el recuerdo
y cuya callada existencia… no ignorabas.
Marcelino Menéndez González
¡Vaya mierda!
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