Quiero refugiarme en esos sueños
para huir de la urdimbre y la trama,
con las que mis inquietudes me abrazan
hendiéndome en el éter de lo inconmensurable,
con tonos de un misterio inasible
en ese panorama infinito.
Es un laberinto al que me resisto a entrar,
de ideas tan diversas y sin el matiz
de un equilibrio propio, que origine
y no sea capaz de darme, sensatez y juicio.
Y es que no quiero perder el horizonte
de lo simple y lo normal, sino apreciar las cosas
dentro de una posible y razonada forma
de interpretarlas…
En ningún momento escapar de lo natural,
sólo ser mi propio juez de la conducta que asumo
y sus consecuencias y siempre con la disposición
de reconocer errores o mi incapacidad
-para determinadas cosas-, de un sabio criterio
que aún no poseo.
Todo ello me ha traído como resultado, ser yo mismo.
para huir de la urdimbre y la trama,
con las que mis inquietudes me abrazan
hendiéndome en el éter de lo inconmensurable,
con tonos de un misterio inasible
en ese panorama infinito.
Es un laberinto al que me resisto a entrar,
de ideas tan diversas y sin el matiz
de un equilibrio propio, que origine
y no sea capaz de darme, sensatez y juicio.
Y es que no quiero perder el horizonte
de lo simple y lo normal, sino apreciar las cosas
dentro de una posible y razonada forma
de interpretarlas…
En ningún momento escapar de lo natural,
sólo ser mi propio juez de la conducta que asumo
y sus consecuencias y siempre con la disposición
de reconocer errores o mi incapacidad
-para determinadas cosas-, de un sabio criterio
que aún no poseo.
Todo ello me ha traído como resultado, ser yo mismo.
Marcelino Menéndez González
No hay comentarios:
Publicar un comentario