Me invaden sensaciones que siento
que me deslizan, a crear sueños y pensamientos
en los que realizo viajes que surgen
de lo increíble, mientras el tiempo sigue
ocupando el espacio que le corresponde.
Son momentos en que la tarde parece detenerse
en lo grana del ocaso, y me deja contemplarla
en la plenitud de su belleza y con su esplendor,
me acompaña y me hace vibrar de una emoción
especial, que me origina sentirme distinto.
Y en la que disfruto de forma plena y egoísta,
en esa traslación en la que se suscitan las ilusiones
que me sitúan en un mundo diferente.
Incluso llego a creer que todo lo que me rodea
es verdad y que soy poseedor de un privilegio,
en el que nada me falta y todo lo ocupa el goce
de vivir, poseído de una singular serenidad y
de una paz interior; hasta que, de repente, ¡despierto!.
que me deslizan, a crear sueños y pensamientos
en los que realizo viajes que surgen
de lo increíble, mientras el tiempo sigue
ocupando el espacio que le corresponde.
Son momentos en que la tarde parece detenerse
en lo grana del ocaso, y me deja contemplarla
en la plenitud de su belleza y con su esplendor,
me acompaña y me hace vibrar de una emoción
especial, que me origina sentirme distinto.
Y en la que disfruto de forma plena y egoísta,
en esa traslación en la que se suscitan las ilusiones
que me sitúan en un mundo diferente.
Incluso llego a creer que todo lo que me rodea
es verdad y que soy poseedor de un privilegio,
en el que nada me falta y todo lo ocupa el goce
de vivir, poseído de una singular serenidad y
de una paz interior; hasta que, de repente, ¡despierto!.
Marcelino Menéndez González
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