La vejez es el precio de estar vivo.
Cuántas cosas quise ser y no fui,
cuántas quise sentir y no sentí,
cuántas deseé amar y no amé,
cuántas perdonar y no perdoné,
cuántas olvidar y no olvidé,
y todo lo que ya es imposible de cambiar
subyace en mi interior,
como el caudal de un río que transcurre
con sus aguas y meandros recordándomelo,
en los momentos de reflexión…
Y que me impiden –en ese balance de la vida-,
no hallar aún esa paz interna,
de la que tanto anhelo apreciar y ver su belleza
reflejada para siempre, latiendo conmigo.
Marcelino Menéndez González
Cuando se encuentra esa luz interna, no importa para nada haber dejado tantas cosas atras tan innecesarias, solo tiene valor la paz interna.
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