Cuando se viste el silencio
de constantes espacios insonoros,
me hace sentir esos extensos vacíos de sonidos
vagando en el éter sutil y sublime, que me trasmite
un fluido imponderable que me llena con la luz
de la inspiración, y me hacen sentir el ser capaz
de crear mil emociones.
Que me encaminan
a un horizonte de palabras que emanan de mi
interior,
plenas de ansias por surgir, plagadas de
sensibilidad
y con la esencia más pura del sentimiento.
En el tropel de su manantial
tengo que crear su sentido de existir,
para ser capaces de expresar y trasmitir
mi estado emocional, expresando las vibraciones
que poseen en una simbiosis capaz de estimular
otras sensibilidades.
Habrá nacido entonces la voz sonora y la palabra
escrita, de un poema…
Marcelino Menéndez González
No hay comentarios:
Publicar un comentario