partículas de un conjunto,
y me gustaría haber permanecido en medio
del rumor de la yerba, la voz del agua,
el rocío de la madrugada y la
sonrisa en el despertar de cada mañana.
La imaginación es el hombre mismo,
donde moran invisibles las ilusiones
en los dominios de lo ingrávido, pero
veía que lo real era lo de los demás;
hasta que descubrí el interior de mi propio
ser y encontré el mayor de los universos
en la razón de mi camino, en el que dejé
la meta para el final.
Y sin escapar de lo humano, desapareció
la inquietud confundida en vaporosas
y leves brumas lejanas, ligeramente envuelta
de un color de suavidad, en esa misteriosa
tarde tan secular de mi adolescencia y que
aún perdura con transparencia diáfana
a pesar de mi longeva edad.
Marcelino Menéndez González
Vive esa gran imaginación, buen amigo, que te hace grande... sin escapar de lo humano.
ResponderEliminarFelicidades, Maestro de la palabra.
Buena semana y mis mejores deseos.