Nada se escuchó…
ni un balbuceo, ni un sollozo,
ni la lágrima deslizándose evasiva,
ni el silencio, ni el adiós…¡todo calló!
Mientras, una sonrisa estaba
construyendo una esperanza pero,
en el azul infinito se diluyó, en ése espacio
en ese vértice donde…tampoco,.¡nada se oyó!
Y lo que sentía y lo que pensaba
con gesto de horizonte donde ya nada queda,
solo el aire…permaneció…
ni un balbuceo, ni un sollozo,
ni la lágrima deslizándose evasiva,
ni el silencio, ni el adiós…¡todo calló!
Mientras, una sonrisa estaba
construyendo una esperanza pero,
en el azul infinito se diluyó, en ése espacio
en ese vértice donde…tampoco,.¡nada se oyó!
Y lo que sentía y lo que pensaba
con gesto de horizonte donde ya nada queda,
solo el aire…permaneció…
Marcelino Menéndez González
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