Quisiera poder adentrarme
en la profundidad de los sentidos
y notar la transcripción del sentimiento
en el momento en que se produce.
Aprender a percibir la realidad
-como el gorrión el alba-,
y es que sólo escucho el toque en la puerta,
y cuando abres…nadie, no ves los ojos
de nadie. pienso entonces y siento
estar donde nadie alcanza a ver,
como si fueran huellas solitarias
del viento en las hojas…
Y en lo oblicuo, como el borde de un cristal,
brilla algo dentro de mí que ignoro y
sin embargo brilla, como si se encendieran
a la vez, los cirios en todos los candelabros
y surgiera de esa luz, una música invisible
que destilara felicidad que se apresurara
hacia su goce, como hermosura que nunca
conocí y como todo lo bello que
resplandece mudo…
en la profundidad de los sentidos
y notar la transcripción del sentimiento
en el momento en que se produce.
Aprender a percibir la realidad
-como el gorrión el alba-,
y es que sólo escucho el toque en la puerta,
y cuando abres…nadie, no ves los ojos
de nadie. pienso entonces y siento
estar donde nadie alcanza a ver,
como si fueran huellas solitarias
del viento en las hojas…
Y en lo oblicuo, como el borde de un cristal,
brilla algo dentro de mí que ignoro y
sin embargo brilla, como si se encendieran
a la vez, los cirios en todos los candelabros
y surgiera de esa luz, una música invisible
que destilara felicidad que se apresurara
hacia su goce, como hermosura que nunca
conocí y como todo lo bello que
resplandece mudo…
Marcelino Menéndez González
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