29 junio 2008

VÉRTIGOS

Son finos sonidos en el borde del oído
que me hacen oscilar,
son olas que van y vienen
como vida que navega en el columpio
del mar, en un horizonte infinito
de profunda soledad.

Huye la vida buscando otra vida
sin lágrimas, sin conciencia,
huye y no regresa y adquiere la forma del pensamiento
y permanece en el fondo de una transparencia,
con sensación de cristal y brilla,
brilla en el espacio buscando el aliento de
lo desconocido, sin regresos y ausencias, con alas
eternas y luz bajo los párpados, leyendo el mundo
con los ojos abiertos y dejando las sombras,
en los follajes del viento…

Son tenues sensaciones de un final.

Marcelino Menéndez González

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