No pretendo filosofar, pero cuántas veces
nos asaltan recuerdos que en su día,
ignoramos darles explicación, si bien
porque en ese momento no la tenían,
o simplemente nada se nos ocurría.
Cuando era niño y me ocupaba de hacer
los deberes en el suelo, - no había muebles-, cerca de un taburete
donde mi madre se sentaba a coser, o bordar,
repetidas veces levantaba la cara para verla
y nunca ví en la suya nada que no fuera
un tenue sonrisa; a veces la movía ligeramente
haciendo gestos de asentimiento, otras negando
pero en esos momentos yo no ocupaba
sus pensamientos. Sólo de vez en cuando le oía
decirme, no borres tanto, o coge bien el lápiz,
o para de moverte.
Mientras ella seguía zurciendo o bordando,
seguramente en su mente a la par,
hilvanaba sus pensamientos, que sin duda
la trasladaban en el camino de las preocupaciones
y los recuerdos familiares.
Esas imágenes que se podría decir que no encierran
algo especial, sin embargo en la distancia y el tiempo
toman un matiz distinto, ya que para mi en la actualidad,
encierran un diálogo breve, de pocas palabras y silencios
pero de una armonía de amor fraternal inmenso.
nos asaltan recuerdos que en su día,
ignoramos darles explicación, si bien
porque en ese momento no la tenían,
o simplemente nada se nos ocurría.
Cuando era niño y me ocupaba de hacer
los deberes en el suelo, - no había muebles-, cerca de un taburete
donde mi madre se sentaba a coser, o bordar,
repetidas veces levantaba la cara para verla
y nunca ví en la suya nada que no fuera
un tenue sonrisa; a veces la movía ligeramente
haciendo gestos de asentimiento, otras negando
pero en esos momentos yo no ocupaba
sus pensamientos. Sólo de vez en cuando le oía
decirme, no borres tanto, o coge bien el lápiz,
o para de moverte.
Mientras ella seguía zurciendo o bordando,
seguramente en su mente a la par,
hilvanaba sus pensamientos, que sin duda
la trasladaban en el camino de las preocupaciones
y los recuerdos familiares.
Esas imágenes que se podría decir que no encierran
algo especial, sin embargo en la distancia y el tiempo
toman un matiz distinto, ya que para mi en la actualidad,
encierran un diálogo breve, de pocas palabras y silencios
pero de una armonía de amor fraternal inmenso.
Marcelino Menéndez González