Debo confesar que a veces,
mantengo cortos diálogos con mi conciencia
y que me resultan, muy necesarios.
Es como estar en el linde del ruido,
con la caricia del silencio y que,
te permite la comunicación;
¿medito?, quizá sería la palabra más adecuada
y diría, que necesito esa relajación mental
ya que siempre me despierta reflexión.
También a veces me pregunto, si estoy pleno
de cosas hechas ¿adonde voy a poner las que
aún tengo por hacer?...
Me gustaría entonces ser como el mar
que durante la noche, recoge la luz de las estrellas
y las deposita como delicadas ascuas, y las hace
resurgir de la mano del amanecer en el horizonte.
mantengo cortos diálogos con mi conciencia
y que me resultan, muy necesarios.
Es como estar en el linde del ruido,
con la caricia del silencio y que,
te permite la comunicación;
¿medito?, quizá sería la palabra más adecuada
y diría, que necesito esa relajación mental
ya que siempre me despierta reflexión.
También a veces me pregunto, si estoy pleno
de cosas hechas ¿adonde voy a poner las que
aún tengo por hacer?...
Me gustaría entonces ser como el mar
que durante la noche, recoge la luz de las estrellas
y las deposita como delicadas ascuas, y las hace
resurgir de la mano del amanecer en el horizonte.
Marcelino Menéndez González
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