Cuando uno se pierde, la única salida es
uno mismo.
Fueron tribulaciones que surgieron de repente
y que me envolvieron sin darme cuenta;
llegaron, y sin más, me hicieron sentir distinto;
fue apareciendo una cierta pena, que me llevó
poco a poco por un camino de preocupaciones
y una especial tristeza…
Aún a mi pesar,-quería huir de ahí sin lograrlo-
cada vez iba hundiéndome más y más
en una singular desesperación en la que quería
razonar y , lo hacía, pero no encontraba
ni respuesta ni solución, ni sentido y, es que
no las veía…
Sencillamente, por que todo estaba escondido
dentro de mí…
Había perdido la fe.
Marcelino Menéndez González
La fé mueve montañas, y que bueno que la encontró.
ResponderEliminarFelicidades amigo Marcelino.
MªJosé