Cae el tiempo sobre mis hombros
como cae el musgo sobre la roca,
y me tiembla el pulso y la mirada
como hojas secas que en la rama,
la brisa errante las hace trémulas.
Las ideas y los impulsos
se enredan en mi mente,
como los majuelos, los espinos,
las zarzamoras y los zarzales
en una inmensa maraña
de espinas, frutos y flores.
Pero se destacan, la belleza
de los escaramujos y el color
de las mariposas, con el canto
de mirlos y ruiseñores, que hacen
que aún sean capaces de permanecer,
la luz en mi pensamiento
y la caricia del sol en el atardecer...
Marcelino Menéndez González