Sé que hemos dejado
de asombrarnos ante casi todo,
pero ocurrió que entre la pluma
y el papel, sin esperarlo,
se deslizó un pensamiento
que quería vivir y me hizo
penetrar en el espacio de la
inmensidad, y me sentí volar
en la gloria luminosa
del sol de los crepúsculos
hacia lo infinito de lo bello.
Y al llegar a ese mundo indescriptible
sin dudar y sin pensarlo, absorto,
me quedé cautivado para siempre...
Marcelino Menéndez González
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