28 agosto 2006

SIN TÍTULO

Veo cómo se mecen en los árboles
las ramas desnudas sólo abrazadas
por el frío del invierno,
y siento cómo es acunada mi alma
en ese impás y en esa busca
donde more el equilibrio y los silencios.

Es quizá donde puede existir la línea
imperceptible, entre sombra y luz,
ceniza y fuego, y todas las dualidades
para lograr llegar a ver
a través del filo de una navaja,
el sentido del horizonte.

Puede ser entonces, sólo entonces
cuando surja el atisbo de sentir
lo hondo de ese espacio de vida
que llevamos dentro y que nos dice
que ésa es la razón de continuar,
a pesar de todo.

Marcelino Menéndez González

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