13 julio 2009

COHESIÓN





Estaba absorto;
escuchaba el eco de un ligero susurro
de voces infantiles a lo lejos, como cosas
que no se pueden ver pero si sentir,
imaginar y oír.

Y sentí de pronto la vibración de una energía interior,
como el despertar de algo que siempre espera
y brota de repente, como un destello
cubierto de fina sensibilidad.

En un momento, me sentí abrazado de sensaciones
tan diversas y variadas de sutileza, que me hicieron
vivir la presencia de algo inexplicable;
como si fuera una energía creadora, con un flujo
inquieto, aglutinante y unificador.

En un instante, consiguió realizar un cambio
que me permitió sentir una percepción distinta,
cohesiva y cognitiva diferente a todo y que
pude compartir, como la luz de una vela con otra
sin perder su intensidad, en una armonía que llamaría
angelical, con mi propio yo…


Marcelino Menéndez González

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