Quiero recapacitar en lo que pienso,
para estar seguro de lo que escribo;
y es que me pierdo fácilmente en las esquinas
en ese laberinto de mi mente.
Si recurro al corazón para sentirlo,
parece que en el espacio de mi tórax se reduce,
y hace variable mi diástole y mi sístole,
al abrazarlo de emoción y sentimiento.
Pero si voy a lo intangible de mi alma,
se amplia el límite del horizonte y me pierdo
en una lejanía de distancia,
que no vivo ni siento, lo intenso de ese momento.
Tiene que ser entonces, en ese instante,
en ese segundo, que no lo toque siquiera
ni mi mente, ni mi corazón, ni mi alma y que surja
tal cual es, sin condición alguna, sin elegir,
¡ sólo nacer!.., después, para todo lo demás
habrá tiempo.
Marcelino Menéndez González
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