El remanso y la magnificencia
representados en una noche serena
y oscura de eriales extensos;
viviendo sensaciones distintas a todo
al sentir esos grandes espacios de oscuridad
casi total, y la majestuosidad infinita
de un cielo indescifrable de estrellas.
Una vivencia única en que, al no existir
los contornos, puede significar todo
lo inimaginable; distancias enormes, miedo,
estupor, con la invasión de soledades y silencios,
con temperaturas extremas y diferentes.
Son vivencias insondables en las que te percatas
del sentido de la pequeñez, ante tanta magnitud
y donde todo parece permanecer estático.
Sin duda puede llegar a ser uno de los escenarios
naturales más imponentes, desoladores
y espectaculares, en los que uno pueda hacer
acto de presencia, tratando de describirlo
con la realidad más increíble vivida, en ese espacio
donde deja de existir el horizonte.
Marcelino Menéndez González
No hay comentarios:
Publicar un comentario