13 julio 2009

LAS DESPEDIDAS



Es una tarde parda y fría,
con huellas de pisadas sonámbulas
y una pálida piedad…

Hay una memoria de las cosas,
que trae el dolor de todas las despedidas
consigo, como una monotonía de
lluvia en los cristales.

Es una incertidumbre agolpándose
en los propósitos, tratando de vulnerar
los principios y la dignidad que aún,
permanece estática y firme.

Han sido vivencias que trasladaron sentimientos
en distintos vaivenes, y diferentes emociones,
cuyos desenlaces determinaron imprevistos finales;
sólo transcurrieron sin invadir normas por caminos
no deseados, y es cuando dejaron esas huellas
que perduran como pisadas inquietas de ansiedad,
y que nunca culminaron en lo deseado.

Y mientras la tarde agonizaba y ya sólo quedaba
un polvo muy fino bailando en la luz, la noche
asomó su llegada y lo cubrió todo de una gélida sombra
y un sempiterno adiós…


Marcelino Menéndez González

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