He construido mi mundo
a veces de forma trémula
pero, sabiendo lo que me era necesario
y que siempre presentí dentro de mí;
una fuerza de vida que sigue
estando ahí, con lo importante que es hallar,
el porqué del sentido de las cosas
manteniendo el equilibrio vital preciso.
También a veces me sumerjo
en pensamientos donde apenas quedan rastros,
de recuerdos acabados con un exiguo resplandor,
y la sensación de haber tenido y haber perdido
vivencias y momentos, sintiendo entonces
no tener nada…a pesar de buscar alegrías
que jamás hallaron su día.
Hoy sigo conservando esa fuerza de vida,
que aprecio se esconde también en los árboles
y surge cada primavera, como símbolo
de la delicadeza de renovadas floraciones,
y a mí me permite seguir viendo arder las cumbres,
para alargar mi propio ocaso, aunque aún
quede tiempo para quemar la noche…
Marcelino Menéndez González
a veces de forma trémula
pero, sabiendo lo que me era necesario
y que siempre presentí dentro de mí;
una fuerza de vida que sigue
estando ahí, con lo importante que es hallar,
el porqué del sentido de las cosas
manteniendo el equilibrio vital preciso.
También a veces me sumerjo
en pensamientos donde apenas quedan rastros,
de recuerdos acabados con un exiguo resplandor,
y la sensación de haber tenido y haber perdido
vivencias y momentos, sintiendo entonces
no tener nada…a pesar de buscar alegrías
que jamás hallaron su día.
Hoy sigo conservando esa fuerza de vida,
que aprecio se esconde también en los árboles
y surge cada primavera, como símbolo
de la delicadeza de renovadas floraciones,
y a mí me permite seguir viendo arder las cumbres,
para alargar mi propio ocaso, aunque aún
quede tiempo para quemar la noche…
Marcelino Menéndez González