En el diálogo entre el cuerpo y mente
buscando el verdadero centro de la existencia
y, como último espacio inerte
desprendido del tiempo, dentro de esa singular
intimidad, habría que hallar la armonía
y la ductibilidad en un movimiento
de equilibrio interior, que sea capaz de depararnos
un estado de bienestar único y placentero.
Como cuando los ríos fluyen, los pájaros pían,
las estrellas se mueven y todo sin prisa,
sin alboroto, sin preocupación, en una total
estabilidad emocional, relajando tu ser,
tu cuerpo, tus actos y pensamientos…meditando.
Y existe ese momento en el cual se une la existencia,
ya que vamos a estar aquí del principio al final,
en donde el interior pervive, aunque cambie lo externo,
y no tener que lamentarnos, buscando la salida
de donde no se ha entrado, no teniendo que decirnos…
¡ todo habría cambiado si aquella vez!…
Marcelino Menéndez González
Que bien suena el caudal del rio con sus aguas tranquilas, cuerpo y mente en armonia,más allá del lamento o del misterio, Pues en verdad solo somos pasajeros por un tiempo en el Universo.
ResponderEliminarUn abrazo calido querido Poeta.
MªJosé