Penetrando en las hendiduras de la realidad
a la esencia de las cosas, me encontré con que
casi siempre, hice mucho caso a lo complejo,
a lo complicado y difícil, creyendo solucionar
con ello el encuentro con una superación constante
por lograr metas que deseaba alcanzar.
Si bien he conseguido muchos de esos propósitos
en el transcurso de los años, también he podido
aprender que había cosas muy importantes, que hoy,
recuperan para mí un valor incuestionable;
me refiero a lo simple, a lo sencillo, a lo
humilde,
a lo amable, y a sonreír…
Estoy seguro que mucha de la grandeza
de estas cualidades, interviene de forma decisiva
en el quehacer de todos los días y dignifica
a la personas que las ponen en práctica
de manera natural, y que saben permanecer así,
con el valor moral de poseerlas, aún sin el
reconocimiento
de los demás. Sin duda ha sido una lección para mí
que no olvidaré nunca más.
Marcelino Menéndez González
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