05 mayo 2009

EL VIAJE


Si la vida es un emocionante riesgo
no calculado, a veces hay que dejar
que suceda lo inesperado, como un
instante mágico que nos haga cambiar.

Y no digas que es un sueño, si con
el pensamiento iniciamos un viaje
en el tiempo, a paisajes multicolores
donde brilla el arco iris y, al escuchar
tras la luz su refracción, entrar en ella sin miedo,
penetrando en nuestro paisaje interior
en ese viaje tal vez el más largo, tal vez
el más profundo y bello, pero sin duda,
el más importante.

Y cuando debas llegar, llegarás,
y eso, que no se puede tocar por invisible,
y si con la necesidad de sentirlo, sepas
que está y vive dentro de ti, sin duda te hará vibrar
cada instante, con toda la fuerza natural de la vida.


Marcelino Menéndez González

INFINITAS DISTANCIAS


Cuando en intempestiva fuga
se mueren los momentos
en los surcos de la memoria
y ya no tienen retorno,
que distancias de mar tan inmensas
aparecen sin nadie, y que desiertos
inhóspitos y fríos...

Sólo se llegan a ver rodeadas de verde
hierba de la naturaleza, alambradas
oxidadas por el tiempo y las piedras
gastadas por el agua de los ríos..

Es como un terminar sin comenzar
en donde aprecias, que nunca fue
tan infinita una distancia, entre causa
y efecto, entre duda y perplejidad.

Aunque la lejanía sea una fascinación
sin forma de comunicar lo inefable,
a pesar de existir el lenguaje poético.

Marcelino Menéndez González

AUTOCOGNICION



Cómo anhelo el encuentro interior
tan cerca y sin embargo tan lejos,
para hallar esa comunión conmigo mismo.

Sin duda debe de ser una sensación única
delicada, tenue y plena de paz, difícil
de explicar con palabras, y como si imaginara
realizar un silencioso vuelo de ave, que
se posa en un remanso embellecido por
lo más excelso del sentimiento y la emoción.

Será sin duda un disfrute único e incomparable,
adornado de sencillez, con una satisfacción total
por haber podido alcanzar, una multitud
de anhelos, deseos y propósitos, repletos
de ansiedad, por sentirme por una vez
yo mismo....y en paz.

Marcelino Menéndez González

DESCUBRE



Descubre el cofre de lo mágico y ¡ábrelo!,
y en la hierba, en la penumbra de
la arboleda en el país del cielo, busca
el perdido sentido de la contemplación
y halla la armonía del cuerpo,
la voluntad y el espíritu y siente, siente
tus propios pensamientos y tus propias
palabras, y deshazte de la presión
de tu propio ego y, cuando ya no te importe
cómo cae la lluvia, lo que puedas hacer
sin esperas y sin horas, ¡hazlo!
y te encontrarás en el jardín de la concordia.

Marcelino Menéndez González

DESDE LA DISTANCIA


La puerta mejor cerrada es aquella
que podemos dejar abierta. Proverbio chino

Los días van deslizándose
llenos de rutina y tedio, con múltiples
gestos de nostalgia y, en la voz
de la memoria, llueve desde una música lejana
entre la soledad y el silencio de campanas.

Queremos vivir en la cima de la montaña,
y cerramos los ojos ante la evidencia
de que no damos valor a las cosas,
no por lo que valen sino por lo que significan
y desperdiciamos las ocasiones,
que no podremos recuperar cuando el tiempo
ya haya pasado.

Como cuando nos vimos tan distintos,
qué esquivas resultaron las miradas;
y es que no supimos perder el miedo
para correr riesgos, como sí lo hizo el árbol
que quiso coger una estrella, y así seguimos,
tú desde la distancia y yo desde la lejanía...

Marcelino Menéndez González

EL RIEGO



Riego las plantas,
quito las hojas secas
y como ritual del momento,
es perceptible el silencio...

Al partir el sol,
sólo escucho la sombra
lacia y extensa, y mientras
se absorbe el agua, se derrama
de sueños el pensamiento.

Las hojas de los geranios
acompañan su bullir, con el bello
florecer multicolor que disipa
el gris de la tarde y el fresco acompasado
de un viento ligero.

Marcelino Menéndez González

LOS COLORES


Cada color tiene su propia frecuencia vibracional
y su propia longitud de onda.

Así nosotros, si queremos sentir nuestra esencia,
será cuando hallemos la forma de controlar
nuestra mente, moderando los impulsos emocionales
para que de ellos emanen, los verdaderos sentimientos
plenos de serenidad y calidez de lo real

Marcelino Menéndez González

LOS JARDINES


Mientras el jardín duerme sus flores
acunándolas de aromas, vagan
ecos de suspiros y perfumes de plegarias.

Con el aire vago de la madrugada, si bien
renacen las fragancias, surgen cosas increíbles
de cosas ignoradas, como lo diverso
de matices de colores y combinaciones,
que generan una belleza natural única,
para el placer de lo grato, sin artificios pictóricos
y la creación simple de cómo se forma en nosotros
sin percatarnos siquiera, un estado de ánimo
interior diferente y plácido, que nos depara
un disfrute desconocido.

Habría que detenerse a esa contemplación,
y gozar del vuelo de mariposas, colibríes,
abejas, olores y todo pletórico de sol con que
se adornan los pénsiles, a los que tantas
veces ignoramos y sin embargo seguimos
caminando en esa huida diaria hacia nada,
por calles con olor a sombra y luz oscura.

Marcelino Menéndez González

QUÉ ME QUIERES DECIR



Qué me quieres decir que no calles,
si tus gestos y miradas lo dicen todo,
si tus silencios hablan y si tu boca
y tus manos, con besos y caricias
me dan tu ternura y tu pasión...

Qué me quieres decir que no digas
en tus sonrisas, en tus palabras, en las que
encierras comprensión, aliento y amor
con tonos amables y cálidos...

Qué me quieres decir que no sepa,
donde la mentira no existe, y si tienes
la cualidad de saber escuchar, de saber
lo que dices y el saber callar...

Qué te puedo decir, si tu bien se alimenta
de prudente silencio y con el posees el signo
superior de la bondad.
Qué te puedo decir, si con la mirada
comprendes cualquier explicación...

Qué me quieres decir y qué te puedo decir
si creemos que las huellas de los que caminan
juntos nunca se borran, aunque el pasado
haya huido?.

¿Que no te digo te quiero? pues es verdad,
pero hoy, ¡te lo quiero decir!...

Marcelino Menéndez González

QUÉ PUEDO HACER



Cuando hay sólo tiempo hecho recuerdo,
cuando la vida enseña su oscuridad y su fatiga
y asoma la ansiedad en la mirada,
lo que veo es lo invisible del origen
del presentimiento, con un silencio que estremece.

¿Alguien habla del excremento del nido?,
¿y de la erosión y la temperatura de la piedra?,
¿y el ancla de un inesperado naufragio?,
¿y de la huida del arrebol cuando llega la oscuridad?

Y no hay manera de ir donde no hay nadie,
aunque sé que voy caminando fuera del camino,
quizá siguiendo las huellas del error queriendo
sostener, la serenidad y la inocencia y anhelando
suspirar, donde ya no hay aire...y viendo que sólo queda,
el cauce arenoso del arroyo seco,
con el rumor de los chopos al atardecer....

Marcelino Menéndez González

RAMA VACÍA



Una rama vacía, cicatrizada y desnuda,
sólo con el abrigo celeste y sin tener
adonde huir, en busca de alivio
ante la indiferencia y el frío y que apenas
encuentra cobijo, con el tenue calor del alba.

En esa lucha de mantener su turgencia
y no dejando de libar por sus vénulas
y artéridas la savia de sus tejidos vegetales,
para poder subsistir...

Rama deshojada, sin nido, ni pájaros, ni trinos;
estática, solitaria, aletargada y silenciosa,
sólo a la espera del reverdecer y viendo cómo
transcurren el tiempo, la noche y el amanecer...

Marcelino Menéndez González

SÓLO SER


Al quitar las rejas de mi ventana
quiero dejar de parecer y..sólo ser,
y no continuar sintiéndome atrapado
en ese laberinto intangible, de algo
compuesto y complejo, sino el vivir
la realidad sin partes, sólo como algo simple.

No sentir tristeza alguna por lo perdido,
sino ser como lluvia que lava los cristales
y no los ensucia, ni los opaca; tampoco
por unir las soledades hacer una sola,
ni tener que preguntar por qué unas cosas flotan
y otras no, sólo aceptar que el agua está ahí.

Y al elevarnos por encima de la rutina
como los aviones contra el viento, lograr
alcanzar el azul de nuestro propio cielo,
y en esa vibración ojalá hallar, la respuesta
que vive en uno mismo, nítida y clara,
y sin reflejo alguno, con la percepción
de que ese “algo” vive en nosotros...
tratando de hacernos mejores.

Marcelino Menéndez González

UN SEGUNDO DE VIDA



Los árboles no se mueven,
sólo agitan sus ramas.

Ese instante en que el pasado huye
y el futuro llega pronto; lo mágico
del presente te sumerge en la corriente
de la vida y el fluir de sus aguas,
con la vivencia de un momento único.

En ese laberinto del tiempo,
cada segundo transcurrido cobra vida
ignorando la existencia del siguiente,
y mientras tanto los pensamientos
se refugian en la memoria.

E intentas descubrir lo que haces
y lo que dejas de hacer, o saber quien eres
y cómo eres.

Sólo el presente no es suficiente por exíguo,
y es sin duda el cómputo de los tres,
con pasado y futuro lo que hace posible lograrlo.

Y no preguntas a qué segundo pertenece
cada uno; eres entonces tu propio ser y lo
que surja dentro de ti, su resultado y su consecuencia.

Marcelino Menéndez González